Brazos y hélices solidarios
La oenegé de Òscar Camps prevé contar con un barco de rescate en el Mediterráneo central
Su base es un hotelito romántico, ideal para escaparse en pareja, en un encantador enclave del norte de Lesbos, cerca del puerto de Skala Sikaminias. Pero la asturiana Anabel Montes, de 28 años, no está ni de luna de miel ni de vacaciones. La última noche ha patrullado la costa durante cuatro horas. Turquía se halla a menos de 10 kilómetros. Si bien la llegada de refugiados por esta ruta ha caído drásticamente durante las últimas semanas, debido al acuerdo entre la Unión Europea y Ankara sobre las repatriaciones, no hay que bajar la guardia.
Los salvamentos realizados por Òscar Camps, fundador de Proactiva Open Arms, y su equipo de socorristas han dado una gran visibilidad mundial a esta oenegé, creada en Badalona hace siete meses, y han disparado el micromecenazgo. Hasta ayer, según su propia web, habían recaudado 437.000 euros, un crecimiento exponencial desde que Camps –dueño de una empresa de socorrismo y reciente ganador del premio Català de l’Any 2015– se presentó espontáneamente en Lesbos en septiembre pasado, con 15.000 euros de su bolsillo, para ayudar en la emergencia. Y no es sólo el dinero. Tienen una lista de varios miles de potenciales voluntarios. Les requieren sin cesar para charlas en escuelas e instituciones.
Los brazos abiertos (open arms) son necesarios para salvar y acoger a la gente. Pero sin medios técnicos adecuados no pueden trabajar. La oenegé cuenta ahora, en su base de Skala Sikaminias, con cuatro motos náuticas y tres lanchas neumáticas.
Camps está planeando dar un gran salto cualitativo a las operaciones y extenderlas. En previsión de que el flujo de refugiados e inmigrantes, tras bloquearse la ruta balcánica, se concentre de nuevo en la costa norteafricana (sólo a Italia llegaron en marzo 9.600 personas, más del doble que en febrero), Proactiva Open Arms prevé contar en breve con un barco de 30 metros de eslora para realizar salvamentos en alta mar en el Mediterráneo central. No han querido revelar por ahora quién cederá la nave. Hay ya contactos con la Guardia Costera italiana para preparar la logística. El proyecto es muy ambicioso y requeriría una amplia campaña de donaciones para garantizar su financiación.
Ester Camps, de 26 años, hija de Òscar, se sumaría gustosa a la nueva misión y piensa seguir un curso técnico para prepararse. Estudió Audiovisuales aunque, antes de embarcarse en la aventura de la oenegé, se dedicaba al alquiler de coches. Desde sus intensas vivencias en Lesbos, Ester aún entiende menos ciertos debates en España y en Catalunya. “Me da vergüenza”, dice, sin entrar en detalles.
Montes ya era socorrista profesional, desde hacía 11 años, en Asturias y Catalunya. “Ha sido la experiencia de mi vida –admite–. Hubiera sido mejor no vivirla nunca, que esto no hubiera sido necesario, pero no me arrepiento para nada de haber venido aquí porque el crecimiento personal y profesional ha sido increíble. Por desgracia, cuando ves algo malo como esto, algo hace clic dentro de ti y ves la realidad de otra manera”. El momento que más le marcó de sus meses en Lesbos fue un rescate en enero, a dos grados bajo cero y lloviendo, de una barca con mujeres y niños. “No fue lo más traumático ni trágico que he vivido, pero se me quedó grabada la mirada de un bebé de menos de un mes, envuelto en ocho capas de ropa, que llevaba en brazos. En la barca había niños llorando, mujeres con hipotermia, temblando, vomitando. Recuerdo la mirada del niño y preguntarme por qué. ¿Por qué está pasando esto cuando los ciudadanos normales pueden coger un ferry y cruzar por 20 euros?”.
Montes: “Guardo la mirada de un bebé y me preguntaba por qué otros pueden coger un ferry por 20 euros”