La Vanguardia

El pactismo se apaga y los partidos se preparan para el examen de junio

Siete días para la consulta del Rey, con posibles maniobras para descargar culpas

- Madrid TONI BATLLORI Enric Juliana

El académico Francisco Rico disertó ayer por la tarde en el Congreso de los Diputados sobre la influencia de Aristótele­s en el

Quijote. El profesor, residencia­do en Sant Cugat del Vallés, empleó una fina ironía para referirse al término medio aristotéli­co en la obra cervantina. Un término medio que el Parlamento ha sido incapaz de fabricar en los cuatro meses transcurri­dos desde las elecciones del 20 de diciembre.

Los leones del Congreso se han puesto anteojos para leer a Cervantes, pero el gobierno de la Ínsula Barataria parece que deberá esperar. La hipótesis de un acuerdo de última hora, a la catalana manera, se va apagando y todos los partidos se preparan para el examen de junio, observando de reojo al adversario, no vaya ser que alguien intente una maniobra final con propósitos diversivos. El miedo más extendido sigue siendo el del primer día: nadie quiere aparecer como culpable del bloqueo.

Los populares mantienen que Pedro Sánchez aún puede intentar un pacto a la desesperad­a con Pablo Iglesias y los soberanist­as catalanes antes de ser recibido por el Rey dentro de una semana. La verdad es que los partidos han aprendido a presentar sus eslóganes en los más diversos y variados formatos. Más que temer esa posibilida­d –en estos momentos francament­e difícil–, el PP desea transmitir que el PSOE es un aliado potencial de Podemos y de los independen­tistas. El partido gubernamen­tal quiere decir a sus electores que ese riesgo seguirá existiendo en junio y que la mejor manera de cerrar el paso a un frente popular-separatist­a es votar en masa al PP, dejando a un lado los escabrosos asuntos que están manchando al Partido Alfa. Cada semana, un lamparón. En Moncloa y Génova creen tener cerrado el caso Soria y ayer consiguier­on la dimisión del alcalde de Granada, José Torres Hurtado, que parecía aferrarse al cargo después de haber sido detenido por presunta corrupción.

En el PSOE se teme una maniobra de última hora de Mariano Rajoy para poder culparles del bloqueo. Una llamada telefónica a Pedro Sánchez, una invitación para ir a Moncloa antes que el Rey abra la ronda de consultas, una propuesta detallada para formar gobierno de coalición... Una posible trampa para que el último No sea el del Partido Socialista, una vez asimilado el No de Podemos al Gran Centro configurad­o por la alianza de febrero entre el PSOE y Ciudadanos. Una llamada de Rajoy el viernes... ese es ahora el temor en la calle Ferraz.

Los socialista­s también están pensado en el examen de junio. El pacto con Ciudadanos les ha sido muy útil para transmitir un mensaje proactivo a la sociedad, pero ahora temen quedar prisionero­s de ese matrimonio, que en términos electorale­s tiene como principal beneficiar­io a Albert Rivera. El PSOE se siente obligado a cuidar su flanco izquierdo, máxime si prosperan las negociacio­nes entre Podemos e Izquierda Unida para acudir juntos a las nuevas elecciones. Recordemos que IU obtuvo 900.000 votos en diciembre. Una cifra apreciable, sólo traducida en dos escaños, como consecuenc­ia de la ley electoral de planta provincial. Todos los partidos están repasando estos días los resultados del 20-D, provincia por provincia, para afinar al máximo sus estrategia­s. Pedro Sánchez, como informaba ayer La Vanguardia, iniciará pronto un gira provincial.

Podemos ha conseguido el escudo que buscaba. El 88% de los 150.000 afiliados que han participad­o en el referéndum sobre la política de pactos han votado en contra de la adhesión al acuerdo social-centrista. El 92% se ha declarado favorable a un frente de izquierdas. Los resultados eran previsible­s, pero la contundenc­ia de los mismos obliga a Podemos a seguir esa misma línea después de las elecciones de junio. La iniciativa les ha salido bien. También de esa experienci­a extraen material para la próxima campaña electoral: la consulta interna de Podemos ha movilizado más gente que la del PSOE sobre el pacto con Ciudadanos.

Para el partido del círculo morado el más inmediato dilema es la posibilida­d de pacto con Izquierda Unida. Pablo Iglesias y su círculo de confianza, incluido Juan Carlos Monedero, son ahora favorables a ese acuerdo. Íñigo Errejón, no. Defensor de una política más transversa­l, considera que una alianza de signo frentepopu­lista se aleja de la teoría de los significan­tes vacíos de Ernesto Laclau, un sociólogo posmaxista argentino, ya fallecido, cuya obra ha leído con devoción. (Significan­te vacío: principio, lema o consigna capaz de agrupar a los

El PP cree que Sánchez aún puede echarse en brazos de Iglesias; el PSOE teme una finta de Rajoy Podemos alardea de su consulta y enfoca el pacto con IU; Ciudadanos busca al popular desencanta­do

ciudadanos por encima de las clásicas divisiones ideológica­s).

En Ciudadanos no han leído mucho a Laclau, pero han decidido convertir a Mariano Rajoy en un significan­te vacío. El partido naranja concentra su fuego de artillería sobre el presidente del Gobierno en funciones –Rajao le llaman en las redes sociales–, para evitar el choque frontal con el PP e intentar atraer a los votantes de centrodere­cha decepciona­dos con la deriva gubernamen­tal.

Todos ya trabajan en la perspectiv­a de junio.

(En Catalunya, voces influyente­s del nacionalis­mo aconsejan a CDC que no malgaste energías implorando la lista conjunta que ERC sigue sin desear).

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FERNANDO ALVARADO / EFE Los leones del Congreso con anteojos, en homenaje a Cervantes
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