Escenas del sofá
El programa Còmics de TV3, que la temporada pasada sirvió de pretexto para repasar la historia de algunos grandes cómics catalanes, ha evolucionado en el nuevo Còmics show. Al conservar elementos del original, la cadena ha preferido mantener la identidad primigenia y mantener la figura de Àngel Llàcer como polivalente maestro de ceremonias. Pero, después de las dos primeras entregas, da la impresión de que Còmics show y Còmics trabajan con materiales distintos y que en el actual formato han desaparecido la revisión retrospectiva, el factor nostalgia y el interés documental. La fórmula, en cambio, subraya la espectacularidad del show y teniendo en cuenta que durante la presentación se habló de recuperar el espíritu de apuestas como el Àngel Casas show, quizás habría sido más adecuado llamarlo Àngel Llàcer show. Llàcer asume la parte principal del show y, con el apoyo de una orquesta liderada por Manu Guix, canta, baila, gesticula, entrevista y, sobre todo, ordena un metraje que no acaba de encontrar su propio ritmo. La voluntad monográfica de cada sesión (musicales, magia) busca una visión ecuménica del mundo del espectáculo. Lo que más falla, no obstante, es la parte cómica. En el proyecto original, si tenías imágenes de archivos de Capri, Eugenio o Gila, sólo tenías que ocuparte de la guarnición. Ahora lo que queda a la intemperie es el plato fuerte. Para compensar, se han incorporado Lloll Beltran, Peyu y el señor Bohigues, que quizás deberían tener más oportunidades de interferir en una sucesión de entrevistas de sofá demasiado reiterativas (las que hacía Casas contaban con un equipo de guionistas de primer nivel) y más convencionales que humorísticas.
EL ESPEJO ES EL ESPECTADOR. Aquí mando yo (Antena 3), en cambio, convierte el sofá en elemento central de un experimento interesante. Durante poco más de media hora, el formato repasa los momentos álgidos o grotescos de la programación semanal pero no sólo ofrece las imágenes sino que concentra la atención en las reacciones de una selección de espectadores previamente adiestrados para fingir que actúan como si no hubiera cámaras. El acierto es utilizar imágenes de cadenas diferentes a las del grupo Atresmedia, como las del MasterChef de TVE. Pero, por desgracia, no comentan imágenes de la competencia, el grupo Mediaset. En el programa
Arucitys (8TV) llevan años resignados (con mucha imaginación) a que Atresmedia no les ceda imágenes para alimentar los contenidos de la sección La Teletúlia. Ahora Antena 3 se dará cuenta de como esta discriminación también la perjudica. En el primer programa, la idea de la televisión convertida en espejo funcionó hasta cierto punto, porque debe superar el obstáculo de la naturalidad inducida, demasiado condicionada por las cámaras. Vimos como los telespectadores gritaban, lloraban o despotricaban y, en la medida en que se suelten, Aquí mando yo superará el riesgo de ser una simple revista de endogamia corporativa y reforzará la importancia del sofá como aspersor escenográfico de emociones, como en los míticos sketches de Rosa M. Sardà y Enric Pous, con aquel “Onorato” definitivo y cruel. Esperemos que el próximo viernes nos ofrezcan las reacciones a la entrevista a Arnaldo Otegi de Salvados (La Sexta), sobre todo a ese comentario repugnante y cínico sobre el asesinato en masa de Hipercor.
Durante poco más de media hora, el formato repasa los momentos álgidos o grotescos de la programación semanal