La Vanguardia

Jaume Muxart

Jaume Muxart, de 93 años, expone en el Espai Carmen Galofré centenares de ojos pintados en los últimos meses

- TERESA SESÉ

PINTOR

Jaume Muxart, que el próximo julio cumplirá 94 años, derrocha el entusiasmo y la vitalidad de un principian­te. “Me gustaría morir pintando”, afirma el artista, que expone sus últimos trabajos en el Espai Carmen Galofré.

Apunto de cumplir 84 años, Jaume Muxart derrocha el entusiasmo y la vitalidad de un principian­te. “Quiero seguir aprendiend­o y disfrutand­o”, dice, y acaso para exorcizar el pánico ante lo inexorable vive entregado en cuerpo y al alma a la pintura. “Lo único que me da miedo es que llegue un momento en que ya no pueda pintar y entonces no me guste la vida”, confiesa. “La muerte no. Tengo amigos como Aleu o Miravall que murieron en el caballete. A mí también me gustaría morir pintando”. Tal vez por eso, y lejos de aferrarse a las rentas del pasado, habla con naturalida­d desarmante de los proyectos pendientes. Acaba de inaugurar en el Espai Carmen Galofré (el local que ocupó la antigua galería René Metras) Ulls, exposición que reúne la serie de pinturas y 150 cartones en la que ha estado trabajado el último año, pero su cabeza anda ya enredada en un próximo reto que asume desde la más absoluta libertad.

Y no es un reto cualquiera. Muxart dedicará los próximos meses a “repintar” los cuadros que ha admirado y le han acompañado toda la vida. El entierro del conde de Orgaz, de El Greco; Las Meninas, de Velázquez; La Gioconda de Leonardo; El Gernika, de Pi- casso, también obras de Nicolas de Staël o Palazuelo. “Cualquiera de mis cuadros encierra al menos otros cinco cuadros en su interior”. Porque la pintura es algo vivo, que puede reinventar­se una otra vez hasta llegar al objetivo deseado. “Ahora no se trata ya de transforma­r uno de mis cuadros, sino que trabajaré sobre reproducci­ones de obras maestras, personajes que me gustan mucho y que además sé por qué me gustan. Tomarme esa libertad no es fácil, da pánico, pero quiero aprender y disfrutar de ese juego y dejar algo mío en ello”.

Muxart muestra un viejo catálogo de una exposición de Dau al Set, en 1981, en el que puede leerse el poema que le dedicó Eduardo Chillida. “Muxart amigo pintor/ pintor bueno inocente/ las manos en el color/ el corazón en la frente”. En aquel momento, confiesa, le supo a rayos la palabra inocente, pero es una cualidad en la que se reconoce y que ha aprendido a valorar con el tiempo. El otro que le define es la valentía. “He cometido muchos fallos, pero creo que nunca he fallado conmigo mismo, con la pintura; en ese aspecto he sido un hombre noble”. En 1948 obtuvo una beca para estudiar pintura en París y desertó de la mili. Era una locura peligrosa, pero no lo dudó. “Al final me libré de la cárcel porque mi padre escribió una carta al ministro diciéndole que eran cosas de artistas... Este le contestó que lo entendía pero que cuando regresara cumpliera con los cuatro meses de mili que me quedaban... Y así lo hice”.

Pero el Muxart que regresó a Barcelona después de conocer a Picasso y Miró, a Chillida, Palazuelo, Narciso Yepes... ya era otro. Entró entonces a formar parte del Grup Taüll, con Antoni Tàpies, Marc Aleu, Modest Cuixart, Josep Guinovart, Joan Josep Tharrats y Jordi Mercadé. Pero, recuerda ahora, todo se redujo “a la foto que nos hizo Francesc Català-Roca ante las pinturas murales del ábside de Sant Climent de Taüll, en el Museu d’Art de Catalunya. “Debió de leer nuestras mentes porque hizo que cada uno

El artista recreará las obras maestras de la pintura que más ha admirado, de ‘Las Meninas’ al ‘Gernika’

miráramos hacia un lado...”.

“Mi gran maestro ha sido el instinto”, les confiesa a las alumnas del taller al natural que esta mañana reciben con alborozo su inesperada visita en el Espai Carmen Galofré. “La pintura es lo que me salva, cuando estoy angustiado cojo los pinceles y la ansiedad desaparece”, les dirá también. Jaume Muxart está perdiendo la visión. Pero no es ese el motivo por el que ha estado pintando centenares de ojos en los últimos meses. “Lo que me interesa es la mirada. Miro los ojos de un niño y casi puedo ver el resto de su vida”.

Artista que siempre ha seguido un camino propio, sin atender consignas ni las modas del momento, está en paz consigo mismo, satisfecho de su propia trayectori­a y de su fortuna crítica. “He podido pintar toda mi vida y ese ya es un gran motivo para estar contento”. Ha sido catedrátic­o y decano de la facultad de Bellas Artes hasta que , con 65 años, “cuando estaba de verdad capacitado para enseñar”, le jubilaron “por viejo”. ¿Le preocupa el destino de su legado? También ahí, admite, ha tenido suerte, ya que desde el 2011 disfruta de un museo propio, la Casa Par, un espacio dedicado al arte y la creación en Martorell, la ciudad donde nació en 1922.

 ??  ??
 ?? JORDI PLAY ?? Jaume Muxart, fotografia­do ayer ante L’arbre dels ulls, una de las pinturas que expone en el Espai Carmen Galofré
JORDI PLAY Jaume Muxart, fotografia­do ayer ante L’arbre dels ulls, una de las pinturas que expone en el Espai Carmen Galofré

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain