Cuando el usuario es el protagonista
El Institut Ramon Llull presenta ‘Aftermath’, pabellón catalán para la próxima Bienal de Arquitectura de Venecia
En la foto que ilustra este texto aparecen buena parte de los arquitectos con obra seleccionada en Aftermath. Catalonia in Venice. Architecture beyond architects, el pabellón catalán en la decimoquinta Muestra internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia, que se abrirá a fin de mes. Pero deberían aparecer quizás, si cupieran, los usuarios de sus obras. Porque ellos son los protagonistas del pabellón, cuyos comisarios han querido ante todo reflejar la vida que los usuarios insuflan a los edificios. En ellos recae pues el protagonismo de este montaje sobre “arquitectura más allá de los arquitectos”.
Las fotos de obras arquitectónicas se suelen realizar cuando el edificio se entrega al cliente, impoluto, flamante, a menudo sin mobiliario,
para que el proyecto quede inmortalizado sin interferencias. En Aftermath –que en inglés significa consecuencias o secuelas– se busca, por el contrario, exhibir la obra ya en marcha, en funcionamiento. “La última palabra la tiene el usuario; por ello exponemos las obras desde su punto de vista y en su día a día”, indicó Jelena Prokopljevic, que junto al también arquitecto Jaume Prat y al cineasta Isaki Lacuesta ha integrado el trío de comisarios.
Quienes se acerquen al pabellón catalán en Venecia verán una serie de proyecciones sobre cristales curvos. Han sido realizadas durante meses por Lacuesta en las siete obras elegidas, siguiendo el patrón del documental, tratando de reflejar la actividad humana en los edificios. El objetivo de este trabajo cinematográfico es exhibir la vida en las siete obras, todas ellas promovidas por instituciones públicas, terminadas en los últimos diez años; y todas ellas escogidas por la manera en que mejoran las relaciones entre obra, usuario y entorno urbano, social y natural.
Las tipologías constructivas son diversas. Se trata del cauce de un río, de un hospital, una torre de viviendas, un auditorio, un aparcamiento, un almacén y una fábrica reconvertida en centro cultural. Complementan la muestra piezas de mobiliario diseñadas por Vora Arquitectura y Josep Ferrando.
“Queremos –dijo Prats– que el visitante entre en el pabellón con las manos en el bolsillo y se deje
Los comisarios Prat, Prokopljevic y Lacuesta apuestan por la experiencia sensorial en el pabellón
llevar por las sensaciones que propician las imágenes”. “Queremos que la visita sea una experiencia sensorial”, insistió Lacuesta.
Por regla general, los pabellones ofrecen una información más objetiva y completa sobre los proyectos seleccionados, ya sea mediante maquetas, dibujos, plantas, alzados, secciones, fotos o entrevistas con sus autores. Aquí no la habrá. Al menos, no físicamente. Quienes la quieran ver deberán recurrir a la web del pabellón –www.aftermath .llull.cat–, ya operativa, o al catálogo que revisa la propuesta en su conjunto.
El pabellón de Catalunya en la próxima Bienal veneciana –presentado ayer por el conseller de Cultura, Santi Vila, el director del Institut Llull, Manuel Forcano, y los tres comisarios en la sede barcelonesa de la citada entidad– dispone de un presupuesto de cerca de 650.000 euros. Los aportan el Institut Ramon Llull –487.000 (lo que supone un 6,5% del total de recursos de la entidad)– y varios patrocinadores –160.000–, entre los que destacan Cricursa y Klein. No en balde, además de la arquitectura local, este pabellón, tercero impulsado por el Llull, aspira también a difundir la labor de las empresas catalanas punteras en su sector profesional; en particular, las que trabajan en la vanguardia tecnológica, sin olvidar las raíces artesanales.