Italia legaliza las uniones entre homosexuales
La Iglesia, irritada con Renzi, podría hacer campaña contra la reforma constitucional
La aprobación de la ley que regula la unión entre personas de un mismo sexo ha provocado el choque entre la Iglesia y el Gobierno de Renzi. El Papa recibió en audiencia al alcaldable de Roma que rechaza las bodas gais.
El Papa recibió en audiencia al alcaldable de Roma, Marchini, que rechaza celebrar bodas entre gais
La aprobación definitiva, por la Cámara de Diputados italiana, de la ley que regula las uniones entre parejas homosexuales volvió a exacerbar ayer las tensiones sobre este polémico asunto, con una Iglesia católica muy irritada por cómo el Gobierno Renzi –en el fondo y en la forma– ha sacado adelante su iniciativa.
Parecía que el sí del Senado a la ley, en febrero pasado, habría de haber cerrado ya la controversia, pero no ha sido así. Los dos bandos han vuelto a las barricadas. A pesar de que el respaldo de la Cámara baja estaba garantizado, Renzi decidió asociar una moción de confianza, para disciplinar a los suyos y obtener un resultado lo más claro posible. Hubo 369 votos a favor y 193 en contra.
En la Iglesia católica italiana no gustó nada esta actitud de Renzi, que consideraron arrogante y autoritaria. El arzobispo de Monreale, Michele Pennisi, llegó a afirmar, en una entrevista con La
Repubblica, que la manera de proceder del Gobierno ha sido “fascismo rastrero”.
“Hoy se asesina la democracia”, comentó el activista católico Massimo Gandolfini, organizador de las manifestaciones conocidas como Family Day, en defensa de la familia tradicional y contra la legalización de las uniones entre gais y entre lesbianas. Gandolfini profirió una amenaza que podrían secundar otros sectores católicos conservadores. El activista dejó entender que, para castigar a Renzi, hará campaña por el no en el referéndum del próximo octubre sobre la reforma constitucional, una cita que el primer ministro considera vital para su futuro político.
Contra las uniones gais se ha declarado el empresario y exjugador de polo Alfio Marchini, candidato independiente a la alcaldía de Roma, que cuenta con el apoyo de Forza Italia, el partido de Berlusconi, y de otros grupos del centroderecha. Marchini dijo que, si llega a alcalde, no oficiará las ceremonias entre parejas del mismo sexo. Hace pocos días, el candidato romano fue recibido en audiencia privada por Francisco, lo cual se ha interpretado como un respaldo indirecto. A Marchini se le atribuyen buenas relaciones con el Opus Dei y con otras organizaciones católicas, aunque en su caso, como en tantos otros, su rigor católico es selectivo. Defiende la familia tradicional pero él mismo, padre de cinco hijos, se divorció dos veces.
La ley italiana sobre las uniones entre homosexuales es menos liberal que en otros países. De hecho, se ha evitado equipararlas jurídica y nominalmente al matrimonio heterosexual. Aunque comparten bastantes de los derechos, por ejemplo en el ámbito de la herencias, no se les permite la adopción, ni siquiera del hijo que el compañero o compañera ha aportado a la unión. Entre los deberes de la pareja que establece la ley no figura el de la fidelidad, al contrario de lo que sucede con el matrimonio homosexual.
No puede descartarse que los partidos de la derecha opuestos a la ley, como Forza Italia y la Liga Norte, consigan impulsar un referéndum abrogativo para anular la norma. Es difícil, no obstante, que se salgan con la suya porque se requiere una participación superior al 50% del censo.
Renzi cantó ayer victoria. La luz verde a la ley le reafirma en su argumentación de que su Gobierno, tras años de parálisis, está cambiando Italia, paso a paso.