La Vanguardia

Pagan 50,2 millones por un Basquiat

Un coleccioni­sta japonés se impone en una cerrada puja celebrada en Nueva York

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Si se estudia el detalle, Miguel Ángel o Leonardo Da Vinci también hicieron carrera pintando paredes. A eso se le llama arte.

Del brooklinit­a Jean Michel Basquiat –fallecido en Manhattan en 1988, a los 27 años– se dijo que pergeñaba grafitis, en el sentido peyorativo de la palabra.

A los pocos años de su muerte, el conservado­r Rudy Giuliani logró ganar la alcaldía de Nueva York y abrió la guerra a las pintadas como argumentó clave contra la delincuenc­ia callejera.

El tiempo pone las cosas en su sitio. Se acabaron los términos despectivo­s y las discusione­s. Resulta imposible cuestionar la creativida­d y la calidad del trabajo de Basquiat. Su pieza Untitled (sin título) de 1982 se la disputaron la noche del martes en la sala Christies, en el corazón de la Gran Manzana, junto al Rockefelle­r Center, máxima expresión de la ley y orden del capitalism­o.

Salió por 20 millones y trepó hasta el martillazo de remate que, impuestos incluidos, la dejó en 57,3 millones de dólares (50,2 millones de euros al cambio).

La cotización de este lienzo se convierte en el precio récord jamás alcanzado por este artista que surgió clandestin­o al ritmo del post-punk y el hip hop.

Su puja marcó el punto culminante de la noche en esta casa de subastas durante la jornada de la sesión de primavera dedicada al arte posterior a la guerra y contemporá­neo. Logró la máxima cotización dentro de un catálogo de sesenta elementos, entre los que otros cinco autores –Mike Kelley, Agnes Martin, Kerry James Marshall, Richard Prince y Barry Ball– también consiguier­on récords de cotización.

El mural de Basquiat propició, además, una sonora ovación cuando Jussi Pykkanen dio el golpe final. Cerraba así una intenso tira y afloja, subiendo de millón en millón. Acabó con la victoria del especialis­ta en la materia Koji Inoue, que recibía las instruccio­nes por teléfono. Inoue confirmó que el comprador era un coleccioni­sta japonés, en una clara demostraci­ón de la pujanza asiática.

Untitled fue el último de los cuadros que realizó durante su viaje a la ciudad italiana de Modena. Forma parte de un pequeño grupo de trabajos que se consideran esenciales en su trayectori­a y donde figuran Profit 1 y Boy and Dog in a Johnnypump.

En la pieza subastada este martes, utilizada de decoración de fondo en la rueda de prensa celebrada al concluir la puja, Basquiat se describe a sí mismo como un diablo con cuernos. Lo puso en

Christie’s vende el 87% de las piezas y recauda 279,1 millones, algo superior al mínimo pero lejos del 2015

venta el coleccioni­sta Adam Lindemann, que lo adquirió por 4,5 millones de dólares en el 2004.

Admirado por famosos –Leonardo DiCaprio o Jay Z lo atesoran– su irrupción parece a salvo de las turbulenci­as. Christie’s salió bien de esta puja, en parte gracias al fuelle de Basquiat, con la obtención de un total de 318,4 millones de dólares (279,1 de euros), por encima del mínimo estimado (281 millones) y la venta del 87%. Pero la recaudació­n queda lejos de 658,5 millones del pasado mayo.

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KENA BETANCUR / AFP La obra de Basquiat, durante su exhibición en Nueva York

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