Vajilla ‘vintage’, adjudicada
La Tour d’Argent saca 720.000 euros en la subasta de 3.000 piezas con más de dos siglos
Cambiar algo para que nada cambie, escribió Tomasi de Lampedusa y suscribe el treintañero André Terrail, patrón de esa Tour d’Argent en la que tanto el señor siciliano como el Gatopardo, hubieran podido tener cubierto. Torre de plata por cómo brillaba su techado metálico desde 1582, cuando nació como una taberna en la que, se dice, Enrique III descubrió el tenedor que ya era corriente sin embargo tres siglos antes en la corte catalana.
El brillo de la torre se reproducía en la cubertería y en las curiosas copas en las que durante 102 años fue servida el agua a los clientes del restaurante y que esta semana multiplicaron por diez su estimación inicial, en el palacete parisino de Artcurial. Allí se han subastado –durante el lunes y el martes– tres mil piezas: arts de la table, cognacs con dos siglos de antigüedad y hasta el inmenso tapiz que cubría el cielo raso de la recepción o los dos farolillos de la entrada del restaurante.
La expectativa se tradujo en un 99% de lotes adjudicados –algunos al Musée Carnavalet, de la historia de París, y al Musée régional des Arts de la Table–, la mitad de ellos adquiridos por extranjeros de 18 nacionalidades diferentes. En total se obtuvieron 725.457 euros, un 74% por encima de las estimaciones. Y la tercera parte se vendió por internet.
Hubo puja, a partir de 4.000 euros, por la legendaria prensa que durante un siglo exprimió la carcasa y redondeó la salsa del mítico canard au sang. Precisamente, el pasado 16 de abril, cuando el restaurante cerró por dos semanas de reformas y cambió de chef, fue servido el pato número 1.149.981. La prensa partió por 45.828 euros, cifra fijada por el martillo de François Tajan, presidente delegado de Artcurial. Esta casa de subastas es la tercera en discordia entre Christie’s y Sotheby’s. Además de historietas y coches de colección, Artcurial es líder francés en subastas de establecimientos de lujo –más de 11,5 millones de euros los dos últimos años–, como el Crillon, Plaza Athénée o Louis XV de Monte-Carlo, forzados a renovar interiorismo.
André Terrail, por su parte, obtuvo en subasta, en el año 2009, un millón y medio de euros por una selección de su fabulosa bodega de 350.000 botellas, con un Chambertin 1865, un Gruaud Larose 1868, un Yquem 1871. De la misma bodega salió la botella de cognac Grande Fine Clos du Griffier, de 1788, un año antes del inicio de la Revolución Francesa, vendida el martes a 26.000 euros. Toda esa riqueza la gestiona desde 1981 un inglés sabio y sonriente, David Ridgway, al frente de una decena de sumilleres.
Claude Terrail tenía 18 años cuando su padre, André, que se había instalado en 1914 en esa Tour d’Argent famosa desde 1890 por-
Se pagaron 45.828 euros por la prensa centenaria con la que se exprimía la carcasa del pato, el plato estrella
que Frédéric Delair impuso el canard au sang y su numeración, decidió en 1936 subir el restaurante a ese sexto piso desde el que hoy se contempla Notre Dame.
Claude fue un excelente jugador de polo y se le atribuyeron decenas de romances: con Jayne Mansfield, con Eva Perón, con Ava Gardner. Pero desde 1947, cuando se padre le cedió el mando, hasta el 2006, cuando falleció a los 88 años, nunca faltó a la diaria cita con la torre, aunque era el propietario de esa carísima esquina parisina.
Su hijo aplicó lo de renovarse es vivir. En el 2007 modernizó cocinas, que falta hacía, y ahora, porque “en cien años se acumulan objetos, cambian usos y modas”, y también para imprimir su marca, lanzó esta subasta monstruo. Así, las 1.500 nuevas copas diseñadas por Riedel con la cifra 1582 como logo, serán pagadas por las 2.400 vendidas en Artcurial.
También contrató a un nuevo chef, Philippe Labbé –obtuvo 2 estrellas en el Shangri-La parisino–, quien aceptó modernizar los clásicos y con el que reabrió sus puertas el 3 de mayo pasado, “para reconquistar las estrellas que consiguieron –dice André– mi abuelo y mi padre”.