El Heliogàbal cierra durante unos meses, pendiente de ampliar su aforo
La decisión coincide con la luz verde municipal a la música en vivo en bares
El futuro de la sala Heliogàbal consumó ayer un capítulo más de un proceso largo y alambicado: sus responsables decidieron desde ayer mismo cerrar las puertas del emblemático local de forma temporal hasta que les sea posible volver a programar música en directo amplificada dentro de la normativa.
La decisión, hecha pública ayer en un comunicado y posteriormente confirmada y detallada por los gestores del bar del barrio de Gràcia, se conoció poco antes de que el Ayuntamiento anunciara que desde ayer mismo entraba en vigor la circular que ha de facilitar y posibilitar las actuaciones musicales en los bares, cafeterías y restaurantes, siempre que se cumplan unas normas de insonorización, seguridad y aforo. Según los responsables del Heliogàbal, aún será necesaria la aprobación del nuevo plan de usos del distrito y “un largo proceso de obras, estudios de impacto acústico e inspección que, yendo bien, se alargará unos cuatro meses”. Por lo tanto, será imposible en cualquier caso ofrecer conciertos antes de finales de septiembre.
Para el Ayuntamiento, en cambio, la situación se ha desbloqueado. Con la circular hecha pública ayer, el Heliogàbal ha de cumplir la normativa de insonorización, y el local podrá ampliar su aforo argumentando que ofrece otro tipo de actividades, como ciclos de conciertos; es decir, que el nuevo aforo al que aspiran para que no salga ruinoso hacer música en vivo –que implicará también otras obras como una salida de emergencia, un lavabo y una doble puerta– vendrá determinado por la actividad que hace y no por su condición de cafetería, “que es lo que rige ahora”.
La postura del popular local –que desde hacía veinte años venía ofreciendo de forma regular conciertos de música en vivo– la explican desde un punto de vista de supervivencia económica. “La situación de impasse actual se ha dilatado demasiado en el tiempo y, como ya hemos dicho, aún va para largo”, razonan los responsables de un espacio que a pesar de haber acogido miles de conciertos funciona con una licencia de bar-cafetería, por lo que su aforo legal es de 49 personas. De ahí las repetidas inspecciones y sanciones que padecieron en los últimos meses y que les llevó a paralizar la actividad musical a finales de enero.
El cierre temporal se realiza, en consecuencia, para evitar que las deudas sigan creciendo. “No nos dedicamos a la hostelería ni al ocio nocturno: tenemos un local que ha sido y quiere ser escenario y punto de encuentro, que ha hecho y quiere hacer un servicio en el ámbito de la cultura. Y eso ya hace más de tres meses que no lo podemos hacer. Los gastos del bar no se cubren con lo que se hace de barra”.
Como se recordará, el local organizó el concierto Pagar la multa la semana pasada en la sala Razzmatazz con las bandas Pony Bravo, Za! y Mishima para recaudar fondos con los que pagar las cuatro sanciones que recibió por falta de limitador del sonido y exceso de aforo, que ascendían a unos 17.600 euros; con los 16.000 euros recogidos, la sala podrá “pagar casi el importe total de la multa”. Asimismo , y como despedida, el establecimiento abrirá por un día sus puertas el 19 de mayo, para acoger un recital poético con Dolors Miquel, Enric Casasses, Blanca Llum Vidal, Eduard Escoffet, Maria Cabrera y Andreu Subirats, entre otros poetas, “para cerrar un ciclo que ha durado 20 años”.
El local, que ha de hacer reformas, podrá ampliar capacidad si argumenta que ofrece otras actividades