La Vanguardia

Aquí todos juegan

- SERGIO HEREDIA Sant Cugat

Cada cierto tiempo, David (11) abandona la clase de baloncesto. No calculemos cada cuánto lo hace. Esta es una decisión aleatoria. No ocurre en un momento específico, ni después de un ejercicio.

David abandona la clase de baloncesto cuando le apetece y porque le apetece. Deja en el parquet la pelota de baloncesto y se va. Ahora mismo, a David sólo le interesa el ventilador que hay ahí fuera, junto al pabellón polideport­ivo. Quiere ir a mirarlo. Sentir cómo le abanica en el rostro. El ventilador, y ya está. Carlos Felipe (30) se va tras él. Tiene claro lo que está ocurriendo: David quiere observar el ventilador.

Juntos se van. Se pasan un rato ahí fuera. El suficiente, no demasiado. Luego, Carlos Felipe le habla al niño. –Venga, volvemos. David reacciona y regresan a la clase. El niño recoge la pelota de baloncesto y vuelve a botarla. Lanza a canasta. Basquetea, que es como se llama la sesión deportiva, cada jueves en la escuela Catalunya, en Sant Cugat.

Carlos Felipe, permanente sonrisa en el rostro, cuenta que no hay mucha literatura al respecto. Todo lo que sabe acerca del autismo infantil lo asimiló a través de la observació­n. El método más viejo del mundo: prueba-error.

–Algunos niños sienten fijación por el iPad. O por la arena del suelo. Conviene que lo tengas presente durante la clase, cuando le estás enseñando a pedalear o a tirar a canasta. Te guardas ese as en la manga. Puede ser un premio. Cuando el niño quiere parar, recoges tierra del suelo y se la das. Y cuando está satisfecho, puedes seguir trabajando. Arturo (54) y Mar (47) dicen que a su hijo, Rodrigo (10), lo que le gustan son las patatas chips.

–Deben ser patatas Lays y campesinas –puntualiza Arturo. –¿Y si no las tiene a mano? –Siempre las tengo a mano... –¿Siempre? –Tengo un plan B: el móvil. Rodrigo sabe entrar en YouTube y buscar Las tres mellizas . Ha memorizado más de cien capítulos.

Rodrigo pedalea. Lo hace los sábados, en Sant Cugat, en el equipo que lidera Carlos Felipe (su empresa, que se llama Dinamiks, ya ha cumplido los cuatro años). Hay otros 30 niños. Betetea, se llama esta actividad. Sobre esto, tampoco hay literatura. –¿Cómo lo haces para conseguir que un niño autista se ponga a pedalear? –se pregunta Carlos Felipe –. Eso no está en Google. Y nadie vendrá a contártelo. –Eso, ¿cómo lo hace? –Ante todo, con paciencia.

“Aprendí por la prueba y el error; no hay literatura sobre deporte en autistas”, dice Felipe, empresario Carlos Felipe,

fundador de Dinamiks, enseña a niños autistas a jugar al baloncesto y a montar en bicicleta en Sant Cugat “No puedo dejar de mirar en vídeo el momento en el que Rodrigo empezó a pedalear”, dice Arturo, un padre

–Eso me lo figuro... –En primer lugar, hay que lograr que el niño se familiaric­e con la bicicleta. Le enseñas cómo ruedan las ruedas. No deben ser para ellos un objeto raro. Hasta que no entren en su rutina, no les subas a la bicicleta. Aprenden a pedalear sobre el rodillo, en estático. Al cabo de un tiempo, pasas a la bicicleta y los acompañas. No sueltas el sillín. Con el tiempo, se liberan. A veces, hacemos diez kilómetros por Sant Cugat.

El proyecto es valioso y colectivo. Hay muchos elementos involucrad­os. A Dinamiks le ayudan el Ayuntamien­to de Sant Cugat, la escuela Catalunya, la UE Sant Cugat de baloncesto, la Fundación Planeta Imaginario...

–No puedo dejar de mirar el vídeo –dice Arturo–. Ahí tengo a Rodrigo, practicand­o sus primeras pedaladas. Me parece mentira. Tardó año y medio en lograrlo. Y ahora, a veces salimos toda la familia en bicicleta. Nosotros, Rodrigo y Zabel, su hermana mayor (13).

Ahora habla Francesc, el padre de Sara (la niña tiene diez años):

–Hay un momento en el que no basta con llevarlos al parque. Se les queda pequeño. Piense que no leen cómics ni ven películas. Así que actividade­s como las de Dinamiks son una tabla de salvación. Aquí hacen deporte, se mantienen en forma y se cansan.

Y Elena, la madre de David (11), el niño con fijación por el ventilador:

–Son niños muy físicos. Necesitan descargar adrenalina. Y practicar un deporte colectivo como el baloncesto les libera. Carlos Felipe cierra el reportaje: –Al principio, la experienci­a de educar a estos niños era frustrante. Tus parámetros de enseñanza habituales se rompen cuando tienes delante a un niño autista. No aprenden como los niños neurotípic­os. Es todo más lento.

Se oyen voces en el pabellón. Sara ha logrado una canasta.

Todos lo están celebrando como si hubieran ganado la Champions.

 ?? CÉSAR RANGEL ?? En plenaclase. Francesc, Carlos Felipe y Raquel (de espaldas), junto a los niños Simón, Sara y David, en la escuela Catalunya deSant Cugat
CÉSAR RANGEL En plenaclase. Francesc, Carlos Felipe y Raquel (de espaldas), junto a los niños Simón, Sara y David, en la escuela Catalunya deSant Cugat

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