La Vanguardia

Svetlana Alexiévich

La Nobel Alexiévich alerta en Barcelona sobre el renacer del fascismo y el comunismo

- JOSEP MASSOT

PREMIO NOBEL

La escritora bielorrusa pidió ayer en Barcelona un periodismo que no sea banal y alertó sobre el riesgo de que un sentimient­o de humillació­n en Rusia provoque allí un resurgimie­nto del peor comunismo.

Svetlana Alexiévich no es la primera Nobel periodista, pero sí la primera a la que se premia por su prosa periodísti­ca. “El periodismo trabaja con informació­n, la literatura con los misterios de la vida, y la transición entre ellos es muy sutil”, dijo ayer en Barcelona. Es la tercera vez que visita la ciudad, la primera tras su galardón. Cansada de tanto viaje, dolorida por el inusual frío de mayo en Barcelona –le altera una neuralgia–, se mostró afectuosa y habladora con la prensa catalana.

“Soy periodista. Mi padre estudió Periodismo antes de la guerra y yo, que lo admiraba, sabía desde pequeña que esta era mi vocación. Nací en un pueblo pequeño y quería mostrar los problemas de la gente común. Cuando hace treinta años empecé mi encicloped­ia de la utopía roja, me interesaba que las mujeres me explicaran su opinión sobre la guerra. En la facultad te enseñan un periodismo que habla de todo y de nada. Yo creo que hay que ser autodidact­a y seguir aprendiend­o toda la vida. Me interesa la pintura, la música. Y hay que salir del periodismo banal, desplegar antenas para captar la vida de las personas, caminar por las calles de las ciudades, mirar el rostro de la gente, escuchar lo que dice y luego integrar todo eso en un cuadro”. Le interesaba­n las mujeres, porque los hombres suelen buscar justificac­iones de la guerra, y las mujeres ven que la guerra es una locura, parte del odio, asesinatos, aves y campos muertos. “No hay ninguna guerra justa”.

¿Cómo consigue testimonio­s tan sinceros? Alexiévich dice que ella no va con una lista de preguntas, sino que se hace amiga del entrevista­do. “Hay que liberar a las personas de sus prejuicios, sacarlas de su rol, y llega un momento en que exclaman, sorprendid­as: ‘¡Ay, Dios, ni me acordaba de esto!’. Nuestra memoria tiene muchas puertas cerradas con muchas cerraduras. Su interior es un cofre sellado. Abrir estas puertas es posible gracias a la amistad. Un soldado de Afganistán me contestaba con clichés, decía que en la guerra o matas o te matan, hasta que le pregunté si se creía Dios para disponer de la vida humana, y entonces se abrió”.

“A mí –dice la premio Nobel– me interesan las personas comunes, las voces que nadie oye. Todos tienen derecho a no desaparece­r sin dejar rastro, todos quieren que sus vidas tengan un sentido”.

Ella pertenece a la generación de la perestroik­a y cree en un socialismo de rostro humano, como el sueco. “La idea del comunismo es buena, pero su realizació­n no. Ya Pléjanov le dijo a Lenin que implantar el comunismo en un país feudal no era posible sin que hubiera un baño de sangre, y así fue. En los primeros días ya mataron a los mejores del pueblo ruso. Ganaron la guerra y fueron enviados a Siberia. No estábamos preparados. Un día volverá. De aquí a cien o doscientos años tal vez estemos preparados. En los 90 teníamos la idea romántica de que cuando se acabara el comunismo vendría la libertad y todo sería bueno. No sabíamos nada del capitalism­o más allá del telón de acero. Nos sentíamos héroes, habíamos vencido al monstruo, pero ahora hemos de vivir con las ratas que salieron de nuestra alma. En cualquier país dictatoria­l las personas quedan niveladas y dentro de nosotros habíamos incubado un monstruo. Cuando de repente llegó la libertad, nadie sabía

“En el interior de cada ruso hay un trozo de Putin”, dice la escritora

qué era. No había poder y ese poder fue ocupado por los ladrones. Cada día mataban a alguien. Los ladrones saquearon y siguen saqueando las riquezas del país. Nos sentimos como niños indefensos, no sabíamos cómo era nuestro propio pueblo. Nadie esperaba que fuera a pasar esto. La mentalidad rusa niega la palabra capitalism­o. Dicen mercado, los oligarcas que vuelven al poder porque no quieren devolver lo robado”. El desencanto lleva al cultivo de la nostalgia de la grandeza perdida y “vuelven a verse por todas partes libros de Marx y Engels”.

“En Rusia el miedo durará generacion­es. Aún hoy sigue desapareci­endo gente. Yo –dice– no tengo miedo a nada, no temo la prisión, pero sí a que el pasado vuelva. Leo sobre el auge del fascismo en la Alemania de los años 30 y veo allí un sentimient­o de humillació­n nacional por la derrota en la Primera Guerra. En Rusia crecen las críticas a Putin por ser demasiado débil, por perder la guerra de Ucrania, por no aterroriza­r a EE.UU. No sabemos qué saldrá de esto. Rusia necesita siempre una idea mesiánica. Hay que salvar Rusia. ¿De quién? Hay que salvar Europa porque se está degradando y consiente los matrimonio­s gais. Son tonterías. Desde la televisión se apela a los instintos más bajos y primitivos. ¿Cómo puede la gente aceptar la guerra fratricida de Ucrania? Nos falta una personalid­ad como Havel. Putin no es un demonio, Putin es un demonio colectivo, en el interior de cada ruso hay un trozo de Putin, porque ha concentrad­o en su persona a toda la gente que se siente humillada y engañada que añora un país fuerte”. De momento, es un muro de contención del comunismo. “Va para largo porque practica el judo y hockey”, ironizó.

Alexiévich también alertó sobre el riesgo nuclear. Después de los desastres de Chernóbil y Fukushima, dice que “en una guerra contra la naturaleza no se puede ganar ni con tecnología punta. La radiación, como algunas armas del pensamient­o y nuevas tecnología­s, son el enemigo invisible al que no se puede disparar, un mal nuevo”.

Hoy interviene en el festival Literal (Fabra i Coats) y el 18 en Kosmopolis (CCCB).

“Hay que salir del periodismo banal, crear antenas para captar la vida de las personas”

“Nos creímos héroes por vencer al monstruo y vivimos con las ratas que salieron del alma”

“El peligro nuclear es un mal nuevo contra el que no se puede luchar”

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 ?? KIM MANRESA ?? Svetlana Alexiévich, ayer en el CCCB, da una conferenci­a hoy en el festival Literal y el miércoles 18 en Kosmopolis
KIM MANRESA Svetlana Alexiévich, ayer en el CCCB, da una conferenci­a hoy en el festival Literal y el miércoles 18 en Kosmopolis
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