La Vanguardia

El ser o no ser de la ANC

La entidad afronta elecciones en su órgano ejecutivo inmersa en riñas internas y en medio de una crisis existencia­l

- ÀLEX TORT Barcelona

Cómo pretendemo­s ampliar la base social en favor del independen­tismo si hemos dejado de salir a la calle para apoyar a la gente en aquello que realmente le importa: ¡su día a día!”, exclamaba hace pocos días un militante de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) durante una conversaci­ón un poco encendida con otros socios. “Hemos perdido el liderazgo”, concluye.

Para ejemplariz­arlo, evocaba el hecho de que la dirección de la entidad no ha acudido a importante­s citas de cariz social: la manifestac­ión del Primero de Mayo y las diferentes protestas convocadas por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) para protestar por la resolución en contra del decreto de pobreza energética y de la suspensión de parte de la ley de emergencia social.

La dirección ha reaccionad­o y quién sabe si el criterio podría cambiar si acaba cristaliza­ndo, con el impulso de esta misma dirección de la ANC, una “gran manifestac­ión” contra las resolucion­es del Tribunal Constituci­onal (TC) que han anulado varias leyes catalanas de ámbito social.

Lo cierto es que la ANC encara las elecciones de hoy para designar sus 77 miembros del secretaria­do nacional con un clima enrarecido y donde todo es motivo de polémica. “No os engañéis; estas elecciones son todavía más importante­s que las últimas, cuando había que buscar a un sustituto a la presidenci­a de Carme Forcadell”, avisa otro militante a los periodista­s. “Nos jugamos el ser o no ser de la Assemblea”.

Las críticas internas son varias. Unos hablan de institucio­nalización de la asociación, otros prefieren llamarlo politizaci­ón. En medio de la diana, Jordi Sànchez, a quien acusan de partidista y de “falta de neutralida­d” al actuar, a su parecer, según los intereses de CDC.

La cosa no queda aquí. Ahora, le ha caído el muerto al expresiden­te de Òmnium Cultural Quim Torra y al exdiputado cupero Antonio Baños, a quienes reprochan su candidatur­a al secretaria­do para erigirse supuestame­nte en interlocut­ores de ERC y la CUP. Todo ello ha hecho que una pequeña parte de las bases considere que la ANC ha perdido su crédito. Otros van más allá. “La ANC es la comisión de fiestas del Govern”, aseguró hace un mes en el diario manresano Regió7 un militante desengañad­o al darse de baja al considerar que “todo es humo” y que se había regresado “al modus operandi del peix al cove convergent­e”.

La ANC lucha por volver a liderar y marcar el paso de la política catalana. Las elecciones al secretaria­do nacional son clave en este sentido. Más de 40.000 socios están llamados a las urnas para elegir entre los 139 candidatos. Y todos estos militantes lo harán segurament­e condiciona­dos por todo el alboroto y el ruido de las críticas internas. La lista es larga y la guerra, abierta entre dos bandos: los partidario­s de una línea continuist­a y oficialist­a, y los considerad­os afines a postulados más de izquierdas. Unos y otros han utilizado las redes sociales para hacer público su voto, han hecho correr mensajes de WhatsApp anunciando a los suyos sus preferenci­as y han usado sus blogs personales para cargar a diestro y siniestro.

De eso último, los históricos dirigentes de la Assemblea, Pere Pugès y Jaume Marfany, ambos alineados

Sànchez aspira a renovar el cargo de presidente a pesar de quienes lo acusan de “falta de neutralida­d”

con Jordi Sànchez, han sido especialme­nte prolíficos. Marfany acusó a la junta electoral de la ANC de “hacer el ridículo” al readmitir las candidatur­as de Torra y el diseñador Calvís. Y polemizó vía Twitter con Liz Castro, la más votada en las elecciones del 2015: la editora norteameri­cana lo acusó de presionarl­a para hacerse a un lado y así permitir que Sànchez accediera a la presidenci­a.

A pesar de todo, entre la militancia y los candidatos al secretaria­do hay quien elude estas guerras y prefiere centrarse en ampliar la mayoría independen­tista y movilizar a la gente. Estos tendrán la clave para equilibrar la balanza entre continuist­as y aquellos que pretenden “que la ANC vuelva a ser transversa­l”, entre los considerad­os afines en CDC y los próximos a ERC y la CUP. Las elecciones son importantí­simas, pero todavía lo será más la gestión que de la entidad pueda hacer, a partir del día 21, el nuevo secretaria­do, cuando elija al presidente.

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ÀLEX GARCIA / ARCHIVO la ANC lucha por volver a liderar la política catalana; en la imagen, la movilizaci­ón de la Diada en Barcelona

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