La imprescindible política
Veinte siglos atrás, Epicuro dijo: “El hombre no es por naturaleza ni sociable ni se encuentra en posesión de costumbre bondadosas” (citado por Temistio, Discursos XXVI). Y Spinoza en su Tratado político dice: “Los hombres se guían más por el ciego deseo que por la razón”.
Dicho esto, es necesario recordar una y otra vez que la política es en vez de la guerra. Es la política la que sienta a conversar a sistemas diferentes de entender la vida con todo lo que comporta: la familia, la economía, los derechos y los deberes, la distribución de los recursos, la conservación del planeta, las creencias, los límites, la libertad, la seguridad, el trabajo; y también la solidaridad, la cooperación, el conocimiento. Lo que ocurre es que en las agrupaciones llamadas partidos políticos, absolutamente necesarios para la convivencia en paz, a veces se da en cantidades variables lo que he mencionado en el primer párrafo, y aunque la propaganda de cada partido dibuje sus bondades, estas bondades se hallan sometidas a la condición humana ya mencionada. Y cuando hay una cuota de poder (también necesario) la perspectiva de algunas personas va cambiando y gradualmente pone por delante, no ya la razón de Estado, sino el hecho de conservar aquel poder aunque sea mínimo, porque les ha creado una identidad de la que no quieren apearse. Y me temo que eso es lo que ha pasado sin matiz alguno. Hay buena fe, quizás sí, pero también hay egos magnificados y tozudez de carácter o tal vez unas mediocridades preocupantes.
La política es en vez de la guerra, ya lo he dicho y lo repito. Y eso es tan importante que no se pueden banalizar las posturas inamovibles de uno y otro lado. El filósofo André Comte-Sponville, en su Diccionario filosófico, dice: “Por eso sirven los partidos, los sindicatos, las elecciones. Por eso sirven los estados. Por eso sirve la política (...) con la finalidad de que haya paz, con la finalidad de que la justicia y la libertad puedan ser”.
Pero se necesitan personas que se dediquen a la política y que no pierdan de vista estas finalidades. Hasta ahora no parece que las haya. ¿Las habrá?