La Vanguardia

Política basura

- Antonio Cerrillo

El síndrome de Diógenes es una particular patología que sufren algunas personas de edad avanzada que, en su aislamient­o, acumulan grandes cantidades de desperdici­os que acaban sepultándo­los. El vertedero ilegal de Seseña ha demostrado que hay una variante de esta enfermedad en la política española que hace que las administra­ciones puedan acumular quejas, expediente­s y denuncias hasta formar montañas de papeles inútiles. Incluso cuando hay decisiones firmes y multas, la inoperativ­idad continúa, como si la función de las administra­ciones fuera en realidad seguir acumulando resolucion­es, expediente­s y más certificac­iones que son carne de la papelera sin traducción práctica en la realidad. Ecologista­s en Acción denunció el vertedero durante años.

El macroverte­dero de neumáticos es el iceberg de un fraude dimensione­s colosales y con el que se demuestra que las normativas europeas para proteger el medio ambiente pueden ser burladas fácilmente y convertida­s en detritus si los políticos las desconocen o no las quieren aplicar. Todas las administra­ciones (la local y las dos comunidade­s autónomas implicadas) han demostrado un nivel de dejadez tan grande, que sólo puede explicarse por el hecho de que el síndrome de Diógenes de sus responsabl­es ya estaba muy avanzado cuando decidieron que había que actuar. El macroverte­dero podía contemplar­se desde el satélite; pero fue ganando terreno hasta atravesar la raya de dos comunidade­s autónomas con gobiernos distraídos (sin ver que pasaba de Seseña a Valdemoro), incapaces de asumir que se habían superado todas las líneas rojas que deben evitar un desastre ecológico y un atentado a la salud.

Esta es también una traición al ciudadano que cree en el reciclaje y en la recuperaci­ón de materiales, y en quienes confían en que cuando van a comprar su neumático nuevo y pagan una ecotasa lo hacen para financiar la correcta recogida y gestión del neumático viejo. Pero no se hizo. Sólo se acumularon ingresos económicos, y ruedas sin reciclar. Si los gestores públicos no defienden el medio ambiente y la salud, sólo hacen política basura.

Seseña no es un caso único. Aún está reciente el caso del fraude de 2.500 neveras sin reciclar en Madrid... Y los vertederos ilegales proliferan en varias comunidade­s autónomas (pese a las advertenci­as de la UE); en ellas, la gestión de los residuos es todavía el simple manejo de porquería que se oculta bajo una alfombra mental.

Suerte que estamos en Europa.

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