La aristócrata de la cocina
Hofmann Bistrot fue el último proyecto de Mey Hofmann
Maria Remei –Mey– Hofmann nos ha dejado y tras ella se abre un importante vacío en la cocina catalana. Hace ya años Juan Mari Arzak la definió como “la aristócrata de la cocina” y Toni Massanés la pasada semana se refirió a ella como “señora Hofmann”. Compramos ambas definiciones. Mey era hija de un ingeniero alemán y de una cultivada ampurdanesa y sus primeras referencias gastronómicas las ubicaba en el internado de Wiesbaden y en los escaparates de las pastelerías de dicha ciudad. Si alguien tenía la indelicadeza de preguntarle la edad, contestaba amablemente: “Soy Géminis”. En 1983 abrió una escuela de cocina. En ella no sólo se han formado gran cantidad de alumnos que posteriormente han sido destacados cocineros, sino que son innumerables las amas de casa y aficionados que periódicamente se inscriben a sus prestigiosos cursos monográficos. La cocina profesional y amateur y también la gastronomía catalana están de luto y en deuda con ella.
Junto a la escuela, ya en la calle Argenteria, abrió en 1992 su primer restaurante que trasladó en el 2007 a la calle Granada del Penedès. Posteriormente abrió la Taverna Hofmann en la calle Girona y, a finales del 2015, el Hofmann Bistrot en el paseo de Sant Joan, al que definen como “el desayuno, el vermut, picoteo, meriendas, comidas y cenas con la esencia de Hofmann”. Y dicha esencia se nota especialmente en los arroces (ojo al de sepia y cigalas) y, cómo no, en los postres. El cactus, que consiste en un helado de flor de cactus, limón, tequila y gominolas de nopal se sirvió escasas horas antes de su fallecimiento en la cena de la Acadèmia Catalana de Gastronomia i Nutrició y en la que Mey fue distinguida con el premio nacional en reconocimiento a su brillante trayectoria.
Carta no muy extensa, bodega amplia y representativa, decoración simple y simpática, horario continuo de 8.30 a 23.30 horas y un personal más que correcto completan el último proyecto de Mey.
Gracias, Mey. Ánimos, Silvia.