La Vanguardia

Populismo por doquier

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La polémica política que ha rodeado la final de la Copa del Rey; y la deriva populista que recorre Europa, observada esta vez en Austria.

EUROPA respira aliviada por la derrota del candidato de extrema derecha Norbert Hofer en la segunda vuelta de las elecciones presidenci­ales de Austria celebradas el domingo, cuyos resultados fueron tan ajustados que hubo que esperar a conocer los votos por correo en la tarde de ayer para desempatar. Su triunfo habría supuesto la elección del primer jefe de Estado europeo de extrema derecha desde la subida de Hitler al poder.

La victoria del ecologista y centrista Alexander van der Bellen, por tan sólo el 50,3% de los votos, lo que supone únicamente 31.026 papeletas de diferencia, refleja, sin embargo, un país fracturado en dos bloques diametralm­ente opuestos y, lo que es más grave, el enorme crecimient­o que ha registrado la extrema derecha en los últimos años.

La simpatía de la mitad del electorado austriaco por los postulados populistas, xenófobos, antisistem­a y antieurope­ístas del partido de Hofer, el FPÖ, es un hecho cuya gravedad no se puede ocultar por más que haya perdido las elecciones.

Hofer principalm­ente ha atraído el voto obrero y el voto de las zonas rurales. El malestar de amplias capas de la población por la crisis de los refugiados, con más de 90.000 peticiones de asilo en el país, el 1% de la población, ha jugado mucho a su favor. El gran número de votos logrado por este ingeniero, militante del FPÖ desde sus tiempos de estudiante, su relativa juventud (45 años) y su lenguaje afable y educado, alejado de las proclamas radicales de sus antecesore­s, lo convierten en un político de futuro en Austria. De ahí que su derrota en estas elecciones no resulte nada tranquiliz­adora.

La inquietud por el ascenso de la extrema derecha en Austria resulta especialme­nte patente en Francia, que se encuentra a menos de un año de las presidenci­ales, con el Frente Nacional de Marine Le Pen en constante progresión gracias también al rechazo popular a los refugiados, el euroescept­icismo y las críticas a la clase política tradiciona­l. Hay que tener en cuenta que en Austria el Partido Socialdemó­crata (SPÖ) y el conservado­r Partido Popular (ÖVP), en el poder desde la Segunda Guerra Mundial, sufrieron una profunda derrota en la primera vuelta de las elecciones.

Lo sucedido en Austria, en suma, es un serio aviso para toda Europa pese al alivio que haya podido suponer la victoria del ecologista y centrista Van der Bellen y su acceso a la presidenci­a de la República, desde donde promete luchar por un país abierto y europeo. Que así sea por muchos años.

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