El virrey Avilés
Días atrás, en pleno debate sobre la recuperación de la memoria histórica, el Ayuntamiento de Vic aprobó retirar la distinción de vigatà il·lustre al virrey Avilés, con el aval de un informe encargado al historiador vicense Vicenç Pascual, después de una moción presentada por la CUP. La medida se aprobó con el voto favorable de todos los grupos del Consistorio (CiU, PSC, ERC, Vic per a Tots y Capgirem Vic), menos el de PLVI. La revocación del título comportó la retirada de su retrato de la Galeria de Vigatans Il·ustres de la sala de la Columna del Ayuntamiento.
Gabriel Miguel de Avilés y del Fierro (Vic, 1735-Valparaíso, 1810) fue gobernador de Chile, virrey del Río de la Plata y de Perú, presidente de la Real Audiencia de Buenos Aires y de la Real Audiencia del Reino de Chile, marqués y capitán general. Se le considera responsable de la represión directa y exterminio de culturas y pueblos indígenas, y de la tortura, humillación y muerte de Túpac Amaru. Fue hijo de José de Avilés e Itúrbide, militar de carrera que entre 1728 y 1744 residió en Vic, donde llegó a ostentar el cargo de corregidor bajo el reinado de Felipe V.
En la Galeria de Vigatans Il·lustres están colgados los retratos de diversas personalidades locales que destacaron por algún motivo: trovadores, médicos, astrólogos, santos, filósofos, teólogos, misioneros, bibliotecarios, ingenieros, urbanistas, arquitectos, periodistas, políticos, científicos, astrónomos, diplomáticos, intelectuales y escritores. La figura más conocida es Jaume Balmes. La inmensa mayoría de ilustres son hombres, con la excepción de dos mujeres: la santa Carme Sallés y la escritora M. Àngels Anglada. Ahora, sin embargo, hay un cuadro menos, el del virrey Avilés, pintado a finales del siglo XIX por el artista romántico Manuel Puig Genís, autor de los primeros ocho retratos de la galería.
En su informe, el historiador Pascual, autor del libro El Virrei Avilés y la segona conquesta d’Amèrica, abona la premisa de no aceptar las falacias del pasado y reclama una memoria histórica con contenido crítico. Para él, “la conquista de América no es un hecho histórico para celebrar, sino para conocerlo y no olvidarlo, como parte de unos acontecimientos que no deberían repetirse”. Según Pascual, el cargo de virrey era considerado una herramienta para el enriquecimiento personal, gracias a los obsequios recibidos de la población criolla, deseosa de mantener sus privilegios, y como personas que podían acceder al rey y a la alta administración del Estado”. Una antesala de la prevaricación y la corrupción que hoy llena páginas de los diarios.
La revocación del título de vigatà il·lustre debe culminar próximamente con el cambio de nombre de la calle Virrei Avilés y la retirada de una placa conmemorativa situada en un edificio histórico del centro de Vic.
El mítico político y militar se queda sin la distinción de ‘vigatà il·lustre’