La nueva trilogía
Sólo un equipo con carácter es capaz de ganar la final de Copa más tardía de la historia sólo con diez jugadores. El Barça es un conjunto de aportaciones, pero el periodismo acostumbra a vivir de titulares cortos y listados no excesivamente amplios. Más en el mundo digital, acostumbrado a consumir no más allá de 140 caracteres y contenidos virales. En la final del Calderón, el FC Barcelona cambió dos conceptos: le puso épica al toque y trocó la trilogía clásica. Si el trío mágico de los mejores años de nuestras vidas fue Xavi, Iniesta y Messi ahora siguen dos, pero hay que incluir a otro. Piqué, Iniesta, Messi fue la columna vertebral en la que se asentó el Barça, que supo sufrir y debió sacar el orgullo para conseguir un triplete mágico.
El uno por uno del partido del Calderón es formidable, porque nadie bajó la guardia. Ter Stegen estuvo inconmensurable metiendo dos manos prodigiosas; Alves no cometió errores, dando imagen de solidez. Piqué y Mascherano primero, y luego Mathieu, se consolidaron como eje central extraordinario. Alba marcó un gol decisivo; Busquets y Rakitic trabajaron como nadie. Iniesta brilló por encima del resto, junto a Messi, que vio como su amigo Luis Suárez abandonó entre lágrimas el campo y Neymar volvía ser el hábil delantero agacelado capaz de generar peligro constante. Luego entró Rafinha y estuvo a la altura y Sergi Roberto, más testimonial. El Barça fue un bloque muy bien dirigido por Luis Enrique, que hasta se mostró indestructible ante el mal arbitraje de Del Cerro Grande, que fue lo único que apareció pequeño en el Calderón. Pero entre todos, la nueva trilogía fue decisiva en el triunfo.
En el Calderón, el Barça varió dos conceptos: le puso épica al toque y retocó la columna vertebral: Piqué, Iniesta, Leo
Andrés Iniesta es un escándalo. Fue elegido MVP del partido, como ya lo había sido en el Mundial del 2010 cuando marcó el gol de la gloria o en la Supercopa 2011 o en la final de la Eurocopa 2012 o en Berlín en la última Champions conquistada. Fue una maravilla ver sus subidas plenas de técnica y garra.
Y Messi. Leo metió tres pases antológicos. Uno dio un gol a Alba, otro provocó la expulsión de Banega por falta a Neymar y el tercero dio otro gol, esta vez, al brasileño. Messi es un Xavi ilustrado en su actual posición en el campo y sigue siendo el número uno del mundo, candidato sin duda al Balón de Oro, el sexto.
Y Piqué. El central se ha colado en la nueva trilogía, en la columna vertebral que antes se veía sólo en el mediocampo y ahora se atisba desde la defensa hasta la delantera. Su colocación, su capacidad de riesgo y su solidez otorgan a este Barça una autoridad defensiva que siempre le ha costado tener. Sí, es Piquenbauer, como le cantó una afición magnífica.