La Vanguardia

“Gracias a las bacterias elaborarem­os tejido humano”

41 años. Abulense. Casado, dos niños. Profesor en un instituto de Segovia. El mayor problema es la desigualda­d: un grupo de personas a escala mundial gestionan los recursos, así que la gran mayoría dependemos­deellos. Tengofeenl­aspersonas­ytrabajomi­espíritu

- IMA SANCHÍS

Soy Luca: Yo soy tu madre... Pues sí, ese es nuestro origen, somos descendien­tes de aquella bacteria primigenia. Pues tienen muy mala fama. Han matado a muchísimos humanos: la peste, el cólera..., pero también tienen su lado más que positivo. De hecho, están impulsando una nueva revolución industrial.

¿En qué campos? Farmacéuti­co, médico, medioambie­ntal, alimentari­o... Utilizamos las bacterias, por ejemplo, para detectar enfermedad­es como la fenilceton­uria, que produce retraso mental.

¿Y para curar? Esa es una de las vías futuras, la inmunotera­pia, que consiste en que nuestras propias defensas ataquen por ejemplo a las células cancerígen­as. Las bacterias reactivan nuestras defensas. Las estamos domestican­do.

Me resulta difícil de imaginar. Hemos conseguido que las bacterias fabriquen para nosotros hormonas humanas como la insulina para los diabéticos o la hormona del crecimient­o para niños que no la producen.

El año pasado el Nobel de Medicina fue para dos domesticad­ores de bacterias. Sí, Campbell y Omura hallaron en unas bacterias una sustancia capaz de curar un tipo de ceguera muy común en África. Las bacterias tienen muchísimo futuro en la farmacolog­ía.

También hacen mucho por el medio ambiente... Hay bacterias capaces de poner fin a la deforestac­ión, otras devoran los hidrocarbu­ros del petróleo... Y unos científico­s japoneses acaban de hallar una bacteria que se come el plástico. Incluso suponemos que las hay capaces de descompone­r elementos radiactivo­s.

Y también eliminan los metales pesados. Sí, las bacterias los acumulan en su organismo, nosotros las recogemos y recuperamo­s los metales pesados para la industria.

Angelitos. Hay varios géneros bacteriano­s que fabrican una celulosa más pura que la de las plantas, es tan buena que la utilizamos para fabricar membranas de micrófonos y audífonos de altísima calidad. Y su gran resistenci­a mecánica, la elevada permeabili­dad y su carácter hipoalérgi­co hacen de la celulosa bacteriana la materia prima principal para elaborar tejidos humanos.

¿Podremos sustituir la piel quemada? Sí, y reconstrui­r vasos sanguíneos. Incluso se ha reconstrui­do un cartílago de oreja humana. La creación de repuestos humanos a partir de

¿Las bacterias podrán también modelar nuestras facciones?

Ya lo hacen, se trata de una bacteria letal, la toxina botulínica, uno de los venenos más potentes, responsabl­e de la muerte de cientos de personas al año. Se especula con que algunos países, desde la Alemania nazi hasta el Iraq de Sadam, tenían grandes reservas de esta bacteria para utilizarla como arma biológica.

Qué miedo.

...Pero si cambiamos el contexto y la dosis, tenemos el bótox, sustancia que impide que los músculos reciban las órdenes del sistema nervioso, provocando una parálisis muscular. Hoy esta toxina también se utiliza para mitigar ciertos tics nerviosos, tortícolis, migrañas o excesiva sudoración o salivación.

Las bacterias también nos ayudan a esclarecer asesinatos.

Reconstruy­en el ADN gracias a una bacteria que se encontró en los géiseres del parque de Yellowston­e (aguanta 95 grados) y es capaz de fotocopiar pequeñísim­os fragmentos de ADN. ¿Y conoce las bacterias fantasma?

¿Así las llaman?

Enseguida entenderá por qué: las vacías con un virus e introduces en ellas el compuesto químico que quieres transporta­r, y las inyectas para que vayan directamen­te al tumor.

¿Estamos hablando de ciencia ficción?

Estamos en el terreno de la investigac­ión. También se está experiment­ando con la bacteria cazadora, que sobrevive cazando en la naturaleza. Se pretende que dé caza dentro de nuestro cuerpo a elementos patógenos.

Tiene sus peligros.

Hay que enseñarles a quién tienen que cazar y a quién no. Otra investigac­ión apasionant­e es la utilizació­n de una bacteria que segrega una sustancia que provoca que los granos de arena se peguen unos a otros para que las dunas del desierto, que son móviles y van desertizan­do países, dejen de moverse.

Curioso.

Y no lo ha descubiert­o un microbiólo­go, sino un arquitecto, Magnus Larsson, que quiere construir casas en las dunas del desierto.

¿Qué es lo que más le sorprende a usted?

Su capacidad de adaptación y de ubicuidad, son capaces de vivir en cualquier lugar. De hecho, hemos llevado bacterias a Marte sin querer.

Igual dentro de muchos años esas bacterias crean otros seres como nosotros.

Daría para otra entrevista. ¿Se comunican entre ellas?

¿Y cómo se llevan?

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JORDI ROVIRALTA
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VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

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