ZIDANE La ilusión del “falso lento”
Si hay nervios, se los come por dentro. Donde otros bracean y su rostro es un poema Zinédine Zidane sonríe, se le ilumina la cara y parece disfrutar como un niño, como si fuera lo más normal del mundo disputar una final de la Champions a los cinco meses de sentarse por primera vez en un banquillo de élite. En enero el Madrid estaba hecho unos zorros, con la plantilla soliviantada, el madridismo desencantado y el equipo el sexto en las apuestas profesionales para ganar el título más prestigioso del planeta fútbol. Hoy está en Milán, con la posibilidad de llevarse la undécima, y apostar por el Madrid da menos dinero que hacerlo por el Atlético.
Zidane no sabe muy bien explicar el porqué de tanto cambio. Nunca ha sido un virtuoso de la palabra ni un dotado para las relaciones públicas. Sus explicaciones ante la prensa no van mucho más allá de los tópicos. Jamás da pistas sobre cómo plantea el partido ni sobre sus alineaciones. Todos los rivales le parecen buenísimos y su ideario pasa por algo tan simple como “correr, correr, correr y correr, nos espera un partido muy complicado porque no se puede ganar una final sin sufrimiento”.
El entrenador del Madrid salta del español al francés y de éste al italiano con soltura. A veces se aturulla y se lleva las manos a la cabeza, pero se defiende como defendía el balón en su etapa de jugador. Cuando parecía que se lo iban a quitar, en el último momento, un amago inesperado y salía con el cuero pegado al pie y siempre bien enfilado. Era lo que Jorge Valdano definía como “un falso lento”.
Si Simeone se presentó por la mañana ante los medios con barba mal cuidada y el rictus serio de alguien que se está jugando la vida, Zinédine Zidane compareció por la tarde como si diera una charla distendida a un grupo de colegas, plagada de sonrisas y buscando complicidades. Cada cual tiene su librillo.
Donde el Cholo habló de tensión y garra, Zidane mandó un mensaje de tranquilidad a los suyos: “Estamos preparados”. Lo repitió varias veces: “Estamos preparados”. Negó que el perder fuera un fracaso “porque nadie nos va a quitar lo que hicimos y el único fracaso sería si nosotros no ponemos todo el corazón y lo que tenemos dentro”.
Luego, Zidane afirmó que “estos son los dos equipos que han merecido llegar a la final”. No buscó excusas en el estado de sus jugadores: “Todos están bien. Cristiano está bien, mejor que en Manchester (dijo Londres, pero se equivocó) donde tenía molestias”. De hecho, el portugués no pudo jugar la ida de la semifinal por una sobrecarga que el club mantuvo oculta.
La preocupación del madridismo pasa por el supuesto exceso de juego duro del Atlético. No lo ve así Zidane: “No creo que sea un partido duro porque decir duro puede parecer que hay algo feo detrás. Yo lo veo difícil, pero no duro”. Zidane vive en el mejor de los mundos. Por ahora sólo conoce el lado bueno de los banquillos. El del Madrid suele ser una trituradora. Hoy tiene una cita con la historia.
“Estamos preparados; un fracaso sería no poner todo el corazón”
CONFIANZA