La Vanguardia

“Me alegro de que ninguno de mis estudiante­s cogiera el fusil”

Tengo 52 años y llevo 2 en el exilio con mi universida­d. Nací en Krasnoarmi­sk (Ucrania), y crecí en Donetsk, también Ucrania. Mi hija, mi marido y yo somos profesores. Nos bombardear­on y pusieron un cañón en la puerta, pero seguimos dando clases. Partici

- LLUÍS AMIGUET

En clase hablaban ruso o ucraniano? La lengua nunca ha sido un problema en Donetsk. Todo el mundo habla las dos y acabamos a menudo mezclándol­as. ¿Cómo empezó la guerra? Poco a poco. Casi sin darnos cuenta. Todos temíamos el conflicto, pero también creíamos que se iba a solucionar pronto y que era algo pasajero. Cuando Rusia se anexionó Crimea, nos indignamos, pero también pensamos que su caso era diferente al nuestro.

¿Y cuándo vieron que Putin iba en serio? En marzo del 2014 unos cuantos milicianos prorrusos tomaron edificios de la Administra­ción en Donetsk, pero creímos que las fuerzas especiales ucranianas llegarían y controlarí­an la situación. Y todo volvería a ser como antes.

¿Cuándo vio que aquello era la guerra? El 5 de julio era sábado y lucía el sol por la mañana, así que salí a comprar comida con mi hija para ir a la playa. Los parques y las avenidas estaban llenos de gente paseando alegrement­e, cuando, de pronto, nos vimos paseando entre carros de combate conducidos por militares sin uniforme y sin banderas ni distintivo­s, pero que todos sabíamos que eran rusos. ¿Por qué lo sabían? Porque hablaban con acento ruso y ninguno era de Donetsk.

¿No se esperaban una invasión así? Segurament­e ustedes lo veían más probable desde aquí que nosotros, porque nuestra informació­n estaba mediatizad­a por unos y otros.

¿Cómo reaccionó la gente en la invasión? A mí me sorprendió, la verdad, ver que había tantos vecinos nuestros que aplaudían a los rusos que estaban invadiendo nuestro país.

¿Quiénes aplaudían a los tanques? Pues los de clase más baja, que creían que con los rusos iban a tener pensiones mejores, porque las pensiones rusas eran más altas.

¿Hubo muchos ucranianos que cambiaron de bandera para subirse la pensión? La economía fue determinan­te. Además, en esta parte de Ucrania siempre hubo muchos funcionari­os rusos y sus familias que venían a retirarse aquí para aprovechar el buen tiempo y la costa. Todos ellos, claro, hoy son prorrusos.

¿Qué pasó mientras en la universida­d? Quisimos mantener la normalidad, pese a los combates. A muchos alumnos les quedaban exámenes pendientes y los aplazamos para después del verano; otros los adelantamo­s por si la situación empeoraba. Y los hicimos todos.

No, ¿No pero cerraron bombardear­on ustedes el la edificio universida­d?y un profesor murió. Hubo también muchos heridos.

AquellosLo siento. días los milicianos rusos colocaron un cañón en la entrada y para entrar en clase teníamos que pasar pegados a la pared .

Admiro su determinac­ión.

En aquellos días hice muchas fotos de los milicianos y soldados que recorrían los pasillos armados gritando mientras estudiábam­os. Otros días sufrimos fuego de mortero y más heridos.

¿Cuántos alumnos tenía la DonNTU?

Entonces eran 14.000. Tras la ocupación, el Ministerio de Educación de Ucrania ordenó que fueran admitidos en otras universida­des del país. Pero la otra mitad de universita­rios seguimos allí cada día dando clases.

¿Ninguno se alistó a uno u otro bando?

Tal vez hubiera algún caso aislado en todo el centro, pero yo me alegro de que ninguno de mis estudiante­s cogiera el fúsil. Ni uno.

¿Y los que quedaban en la universida­d seguían estudiando en la guerra?

Aún pensábamos que habría un acuerdo y una solución, pero a mediados de septiembre los milicianos de la autoprocla­mada República Popular de Donetsk tomaron todas las universida­des bajo un intenso bombardeo.

¿Qué hicieron?

Los profesores y estudiante­s que aún resistían en octubre del 2014 tuvieron que huir a Krasnoarmi­sk, a 70 km, ciudad de 60.000 habitantes. Piense que Donetsk tiene dos millones. Y allí nos instalamos como pudimos en el edificio que había sido nuestra delegación universita­ria. Pasamos de 14.000 a 4.000 alumnos. Y perdimos todo: nos dejaron llevar algunos papeles.

¿Dejaron sus casas y vidas allí?

Yo tuve la suerte de que mis padres ya vivían en Krasnoarmi­sk y hoy vivo con ellos, pero mis compañeros se apañan como pueden.

¿Y su piso en Donetsk?

Teníamos dos: uno lo hemos alquilado y el otro va a verlo mi marido de cuando en cuando para vigilarlo y que no se nos meta nadie.

¿No tienen miedo de represalia­s?

Ya hemos pasado tanto que no nos dan miedo.

¿Dónde se equivocó Ucrania?

Al dejar pasar los tanques rusos el 5 de julio... ¡Qué error! Ese día se perdió todo. Pero no nos dimos cuenta. ¿Puedo preguntarl­e algo?

Por supuesto.

¿Y Catalunya? ¿No quieren la independen­cia?

Cada catalán tiene su opinión y todas son respetable­s: todas menos las violentas.

¿Cree usted que España se pondrá frente a Rusia si invade toda Ucrania?

Estamos en la OTAN y hoy ningún partido parlamenta­rio lo cuestiona: supongo que sí.

Nosotros no queremos ser un protectora­do de Rusia ni de la OTAN. Admiramos la democracia de la UE porque vemos que partidos opuestos pactan para gobernar, pero también queremos nuestra independen­cia.

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KIM MANRESA
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VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

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