La biblioteca digital
La penetración del libro electrónico se estanca pero va al alza en editoriales independientes
Pese a las grandes expectativas despertadas, la evolución del libro electrónico se estanca, sobre todo en las grandes editoriales, mientras que el papel vive un renovado esplendor con la apuesta por la calidad de los cada vez más cuidados ejemplares impresos.
La evolución del mercado del libro electrónico está estancada. Con matices, pues hay mercados donde continúa ganando cuota de mercado al formato físico mientras en otros, los anglosajones, experimenta un leve retroceso. Esa fatiga de las pantallas ha llevado a los defensores de la tinta a apresurarse a proclamar la imperecedera hegemonía de la encuadernación, mientras que los apóstoles de la tecnología consideran el momento un desfallecimiento temporal que sólo ralentiza una transformación inevitable. Pero los augurios, de unos y de otros, son inciertos. Estancado o no, lo cierto es que la composición interna de ese mercado digital se mueve, y en un sentido sorprendente: en detrimento de las grandes editoriales.
El experto Javier Celaya, de la consultora Dosdoce.com, recogía esta semana los últimos informes de la auditora Nielsen. “Los analistas han certificado una tendencia
FALTA DE INTERÉS
al estancamiento o el descenso de ventas digitales de los grandes grupos”, explica Celaya, que en buena medida ha venido de la mano del incremento de los precios de sus lanzamientos. De los 9,99 euros de precio medio a principios del 2015, se ha pasado en apenas doce meses a una media de 12,99 a 14,99 euros. “Creo que es una deciguimos tomada estratégicamente por parte de las editoriales: entendiendo que van a tener menos mercado, menos lectores, quieren mantener el mismo margen. La única manera es incrementar el precio, pero es una estrategia sui- cida a medio plazo”, asegura Celaya, recordando el comportamiento similar de otros sectores de consumo cultural y sus consecuencias: “Lo hemos visto antes, subir el precio reduce la cuota de mercado”.
Frente a esto, la suma de ventas digitales del libro autoeditado y el de editoriales independientes, según los datos de Nielsen, experimenta una curva ascendente en la conquista de cuota del mercado digital, pasando del 19% en el 2012 al 42% en el 2015. Otro de los estudios en los que se apoyan estas conclusiones es el realizado por el operador Bookwire, que subraya que en el mercado de América Latina estos crecimientos de los independientes están entre el 25% y el 30%.
Sin embargo, estas cifras no hacen muy felices a los editores independientes españoles. Diego Moreno, de Nórdica, una de las editoriales pioneras en el mercado del e-book en España —fueron de los primeros en apostar por desarrollar aplicaciones específicas para distintos dispositivos—, subraya que el mercado digital “es muy pequeño y está estancado”. En térmisión nos cuantitativos y cualitativos: “El sector digital está estancando porque nadie fomenta libros de mayor calidad. En el papel, se ha incrementado la calidad, mientras en el caso del libro electrónico se- con formatos de ePub similares a los que empezamos a trabajar hace cinco o diez años. Yo, que lo he intentado, veo que no hay interés en que se vendan esos formatos sofisticados, y eso desanima a muchos editores a invertir en innovación, en crear libros específicamente pensados para tabletas o móviles”.
Más escéptica aún es la visión de Luis Solano, editor de Libros del Asteroide, otra de las pequeñas editoriales de referencia en España. “Al final, lanzamos los títulos en digital por no dar oportunidades a los piratas”, explica con cierta desazón. “No dudo que crezca la cuota de mercado de los independientes, pero hablamos de un formato que apenas nos aporta el 4% de la facturación, así que esos crecimientos siguen siendo poco relevantes”. Solano también apela de forma indirecta a la ausencia de innovación: “La legibilidad es peor, y para las editoriales pequeñas, las dificultades para crear imagen de marca en formato digital son mucho mayores”. Subraya que la competencia del libro no son otros libros, sino el resto de la oferta de ocio cultural y social de que disponen los ciudadanos, y en
POLÍTICA El precio medio de un libro digital ha pasado de 9,99 euros a 13,99 en tan sólo un año
“En el papel, sube la calidad, en lo digital estamos como hace 10 años”, dicen en Nórdica
ese sentido, el libro de papel, “al menos para la edición literaria”, sigue ofreciendo una experiencia más satisfactoria: “Es algo antropológico. Basta con ver las propiedades que ofrece una tableta para darte cuenta de que en ella el libro digital entra a competir con una serie de contenidos y aplicaciones entre las que lo tiene muy difícil. La lectura es una parte muy pequeña de lo que el dispositivo te permite”. A su juicio, lo que está ocurriendo con el mercado digital constata que “el libro es imbatible como objeto”, sobre todo para la edición de contenidos literarios, que requieren “una concentración, una intimidad y una abstracción imposibles en una tableta, donde te están saltando los correos electrónicos o la mensajería instantánea, y donde hay otros muchos estímulos a tu disposición”. El editor insiste en la superioridad tecnológica del libro de papel: “Si el electrónico fuese mejor, todo el mundo estaría leyendo en pantalla. Y no auguro que el e-book se mejore sustancialmente a corto plazo”.
Para las pequeñas editoriales españolas, otra de las oportunidades de negocio que vaticina Javier Celaya es el mercado hispanoamericano —donde la penetración del libro electrónico sí es creciente, sobre todo en México, según el informe de Bookwire—, pero los editores obstan que sin distribución física no hay presencia en medios, y sin ella, la demanda es nula: “De un libro de 2.000 ejemplares, puedo vender 200 en Argentina, y eso me genera una demanda digital de cinco unidades”, aduce Solano.
En cuanto a la innovación, Diego Moreno subraya las dificultades que supone que el del libro digital sea un mercado cautivo, en el que dos operadores, Amazon e iTunes, se reparten el 90% del tráfico mundial. “Si quiero crear una aplicación o promocionar un lanzamiento o un contenido específico, no tengo interlocución con estos operadores, porque las decisiones se toman en EE.UU.”. Esta concentración del poder de distribución, añade Solano, comporta otra dificultad: “Más de la mitad de la cuota de mercado de Estados Unidos está en manos de Amazon, tanto en el libro digital como en el de papel. Cuando pasa algo así, no se puede hablar tanto de comportamientos de mercado como del comportamiento del operador, cuyas decisiones tienen efectos muy visibles en el sector y que no son atribuibles a la demanda”.
Celaya, en cambio, asegura que, más lenta o más rápida, la lectura digital es imparable, y augura que la supervivencia del libro físico se circunscribirá a mercados secundarios, compradores gourmet de libros cuya calidad de edición aporte un valor en sí misma, de una manera similar a como opera hoy el mercado, minúsculo pero de resistencia granítica, de los discos de vinilo.
INCONVENIENTES “En una tableta, el libro compite con contenidos y aplicaciones”, advierte el editor Luis Solano
DOS CORRIENTES
Para unos, el libro en papel es insustituible; para otros, una reliquia del pasado