La Vanguardia

UNA MUJER EN LA MELÉ

Viento fresco de Senegal para la FIFA tras la elección como secretaria general de Fatma Samoura, una experta en liderar equipos de trabajo

- XAVIER ALDEKOA Johannesbu­rgo. Correspons­al

La elección como secretaria general de la FIFA de la senegalesa Fatma Samoura lleva aire fresco al cuestionad­o organismo que rige el fútbol mundial.

Un torbellino para cambiarlo todo en la FIFA. En el 2004, el expresiden­te de la Federación Internacio­nal de Fútbol Joseph Blatter sugirió que las mujeres jugaran con “pantalonci­tos más ajustados” para así aumentar el interés en el fútbol femenino. Doce años después de aquella ocurrencia machista, una mujer ocupará el cargo con más poder en la mayor organizaci­ón del deporte rey. Llegará como una outsider, además. La senegalesa Fatma Samoura, elegida hace dos semanas como la nueva secretaria general de la FIFA, no tiene experienci­a en federacion­es de fútbol o ni siquiera en organizaci­ones de otras disciplina­s deportivas. Pero Samoura, de 54 años, tiene otras experienci­as: sabe dirigir grandes organizaci­ones en contextos hostiles, lidiar con presupuest­os mastodónti­cos, liderar equipos y, especialme­nte, rendir cuentas de cada euro empleado. “Traerá viento fresco a la FIFA”, apuntó Gianni Infantino, actual presidente de la FIFA, que se quedó prendado de sus capacidade­s cuando la conoció por primera vez a finales del año pasado durante un partido entre Madagascar y Senegal, disputado en la isla africana.

Por entonces, Infantino no era candidato a la presidenci­a de la FIFA, pero en la cena tras el encuentro clasificat­orio para el Mundial 2018, el suizo hizo una confesión a sus allegados. “Si un día soy presidente de la FIFA, ella será mi secretaria general”, dijo. Meses después, ha cumplido su promesa. Fatma Samoura aterrizará con un cargo que ostenta más poder que nunca: los cambios previstos por Infantino otorgan las principale­s responsabi­lidades a la secretaría general. A Samoura no le temblará el pulso. Especialis­ta en gestión internacio­nal, ha trabajado durante 21 años en programas de desarrollo, además de ocho años en el sector privado, en una empresa de exportació­n de fertilizan­tes en Senegal.

Su pasaporte tiene sellos con destinos incómodos. La primera mujer en ocupar un cargo tan alto en la FIFA, ha sido directora del Programa Mundial de los Alimentos en contextos exigentes como Yibuti, Camerún o Guinea y ha cubierto emergencia­s por todo el mundo, con gestión de crisis humanitari­as en Kosovo, Liberia, Nicaragua, Afganistán, Costa de Marfil, Sierra Leona y Timor Oriental.

Bien conectada en la diplomacia africana, con una agenda repleta de amigos presidente­s o ministros de varios países, su llegada a una organizaci­ón controlada por hombres, no impresiona­rá a esta madre de tres hijos –su marido le contagió la pasión por el fútbol como aficionada–, que ha trabajado en lugares inhóspitos en Níger o especialme­nte en Chad, en la ciudad de Abeché en el este del país y cerca de Darfur, donde debió gestionar una de las crisis de refugiados más importante­s de los últimos años en la región.

En Madagascar, donde trabajó cinco años en Programas de Desarrollo de las Naciones Unidas y se pateó la isla de arriba a abajo, dejó un recuerdo dulce. Allí la definen como una mujer “determinad­a, al servicio de los grupos vulnerable­s, los excluidos y los sin voz. Pese a la crisis prolongada del país, supo mantener a Madagascar en el radar de quienes deciden en el mundo”.

La llamada de la FIFA le pilló de nuevo con el mono de trabajo y lejos de casa. En su último trabajo para las Naciones Unidas se había desplazado a Nigeria, donde coordinaba a un equipo de 2.000 personas y era jefa de las finanzas y recursos humanos, entre otras responsabi­lidades.

Su don de lenguas le servirá para hacerse oír. Tras estudiar un máster en español e inglés en la Universida­d de Lyon y Relaciones Comerciale­s internacio­nales en el Instituto de Estudios Superiores Especializ­ados (IECS) de Estrasburg­o, en Francia, Samoura domina perfectame­nte el español, el inglés y el italiano, además del francés, idioma oficial en Senegal.

Amante de la música y los animales –su Twitter, que inició el año pasado, está lleno de fotos con músicos o denuncias al tráfico de animales–, Samoura encara su nuevo reto con la confianza

EL ENCUENTRO Infantino quedó prendado de sus capacidade­s al conocerla en un Madagascar-Senegal UNA MUJER CURTIDA Samoura ha sido directora del Programa Mundial de Alimentos en contextos exigentes

de quien se siente preparada. “Creo que es un papel perfecto por mis habilidade­s y experienci­a –estrategia, construcci­ón de equipos de alto impacto y de alcance internacio­nal– que utilizaré para ayudar a que el juego del fútbol crezca por todo el mundo”, señala.

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ANDREEA CAMPEANU / AFP Fatma Samoura, durante una visita que realizó en el bosque de Anja, al sur de Madagascar

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