Venezuela, chándal de campaña
DESPUÉS del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, Latinoamérica ha entrado en una fase de mutación política. Las experiencias gubernamentales de izquierdas, teñidas de populismo en mayor o menor grado según los países, tienden a retroceder. El peronismo kirchnerista ha perdido las elecciones presidenciales en Argentina, dando paso a Mauricio Macri, un acaudalado empresario que preconiza un liberalismo con ecos justicialistas. En Brasil hay impeachment. La presidenta Dilma Rousseff acaba de ser apartada provisionalmente del cargo y será sometida a juicio político por presunta violación de la ley presupuestaria. Se eclipsa el Partido de los Trabajadores, y el nuevo presidente, Michel Temer, toma medidas de ajustes y liberalización. En Venezuela, la economía se ha hundido, el Parlamento está controlado por la oposición, miembros de esta se encuentran en la cárcel acusados de incitación a la violencia, el presidente Nicolás Maduro actúa como un hombre acorralado, el bolivarismo se desvanece y la sociedad se halla dividida en dos mitades absolutamente enfrentadas. Tres realidades muy distintas con algunos denominadores comunes: la caída del precio del petróleo, la reducción de las importaciones chinas y un creciente descontento popular ante el empeoramiento de la economía y la corrupción. En Latinoamérica están ocurriendo cosas importantes y es lógico que desde España se sigan con mucha atención esos acontecimientos.
Es necesario prestar atención al pulso latinoamericano, pero no hasta el extremo de trasladar la campaña electoral a Venezuela. La política exterior siempre ha sido un componente de la política interior y, de la misma manera que hace algo más de un año la denominada nueva izquierda vibraba con la Grecia de Ale xisTsipr as–un entusiasmo que no tardó en desvanecerse–, el centroderecha español vibra ahora con la oposición al bolivarismo. Temeroso de que el Partido Popular recupere votos fugados a Ciudadanos,Albert Rivera también ha vestido esta semana el chándal venezolano. En el P SO E,FelipeGonzález sea linea con la oposición, y José Luis Rodríguez Zapatero intenta la mediación en Caracas y en un encuentro Gobierno-oposición en la República Dominicana. Podemos calla.
Hay que prestar atención a Venezuela sin caer en la exageración y el guiñol. Las elecciones del 26 de junio no se van a decidir en Caracas, y su principal contexto seguirá siendo la delicada coyuntura europea, simbolizada por el referéndum del 23 de junio sobre la continuidad del Reino Unido en la U E. Hoy, para España y para Ca tal un ya, es más importante el rumbo de Londres que las aguas turbulentas de Maracaibo.