La Vanguardia

¿Y yo por qué te gusto?

- Joaquín Luna

Los fumadores tenemos mala prensa y fama de asesinos aunque seamos gente filantrópi­ca que mantiene las terrazas en invierno para que las personas saludables disfruten con el buen tiempo de un espacio que, sin los fumadores, no sería rentable.

Las terrazas son una seña de identidad del Mediterrán­eo aunque las mejores terrazas del mundo estén en París, que no tiene puerto de mar, pero es la ciudad del amor, el de cinco minutos y el de una eternidad.

El otro día una amiga me soltó en una terraza: –¿Y yo por qué te gusto? ¡Qué cosas de preguntar tienen las mujeres! Está uno sentado frente a un café y una señora que te gusta, fumando junto al carril bus y, de repente, el cielo te envía un enigma.

Yo en mi vida he preguntado a nadie por qué le gusto. Bastante trabajo tengo con gustar a alguien como para encima ponerle en apuros, obligarle a pensar o hacerle caer en la cuenta de que no doy para uno de esos rankings –escalafone­s, dirían los antiguos– que tanto se llevan: “Diez cosas

“Cariño, hazme una lista de las diez cosas que te gustan de mí y después la cuelgo en Facebook”

que te gustan de tu maromo”.

¿Se imaginan que hoy domingo su pareja les pidiera?:

–Cariño, hazme una lista de las diez cosas que te gustan de mí y después la cuelgo en Facebook.

Les entraría el pánico y le darían el domingo. ¿Para qué tener que explicar lo que no tiene explicació­n? ¿Acaso cuando el pizzaiolo saca una pizza del horno, crujiente y subida de color, pide que le digas por qué te gusta la margarita y no la napolitana cuando uno ya paga con la cara y las ganas de zamparse la pizza?

Uno entiende poco a las mujeres y no ve la utilidad a la pregunta, que asigno al apartado “preguntas de género”. Las preguntas femeninas sobre las relaciones son muy inteligent­es, pertinente­s y aún profundas. Lo malo es que exigen respuestas a la altura, algo que no está al alcance de hombres como yo, y nos da por encoger los hombros. Encogerse de hombros ni es una respuesta brillante ni es respuesta, como tampoco lo es lanzar balones fuera, otra afición muy masculina, y decir: –¡Por muchas cosas! Con el auge de las webs y la informació­n entretenid­a, la respuesta es un bumerán, porque si son tantas las cosas que te gustan de esa persona igual solicita un top ten y acaba montándote la de Dios es Cristo si al llegar a la razón número 7 ese “muchas cosas” deriva en un: – ¡Y yo qué sé! (O ¡qué más da!) ¡Hay que ver lo que se aprende con las mujeres! Qué poca pachorra tienen y cómo se animan a convertir una charla de terraza en un debate de altura, profundida­d y recorrido.

El día que vea a mi amigo Josep, al que conocí hace mil años, le voy a agarrar de los huevos –no hay otra– hasta que me diga por qué le gusto como amigo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain