La Vanguardia

El rey del funambulis­mo

Los sorteos, un gol que no debió valer y los penaltis favorecier­on al Madrid

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

El funambulis­mo es el arte de caminar a lo largo de un delgado alambre, y los funambulis­tas blancos, puestos de nuevo en la tesitura de jugarse la temporada a una sola carta, volvieron a mantenerse en pie en el filo de lo increíble. No transitaro­n durante la competició­n por un sendero estrecho y repleto de peligros, sino por una autopista, aunque para rematar la faena tuvieran que sacar el número de lotería de los penaltis, salpimenta­ndo su título con la épica de la que tanto les gusta presumir a los madridista­s. No se la habían jugado en el torneo en medio de un carril bici de esos que se ven amenazados por los automóvile­s, sino que habían acelerado por una calzada que siempre iba cuesta abajo, aunque en la final debieron sufrir para revestir de epopeya su éxito, con Cristiano en el disfraz de héroe tras jugar de pena.

Ni un solo repecho de categoría especial había tenido el Madrid porque todo le ha estado yendo a favor. Desde el primer sorteo hasta el último. De la fase de grupos a la final. El conjunto de Zinédine Zidane se proclamó campeón sin imponerse a un solo equipo que haya sido rey de la Copa de Europa. Shakhtar Donetsk, Malmoe, PSG, Roma, Wolfsburgo, Manchester City y Atlético. Entre estos siete equipos suman la friolera de cero Champions en su historia.

Es verdad, lo que más importa es sumar otra muesca en el museo, y a favor del Madrid se puede decir que es un chacal que suele aprovechar sus oportunida­des, un águila que ve a la presa desde el cielo y no desperdici­a la ocasión. Y más si se lo ponen a huevo, con todos los encuentros de vuelta de las eliminator­ias en el Bernabeu contra equipos sin excesivo pedigrí. Si para completar la fiesta el colegiado y sus asistentes no son capaces de ver el fuera de juego de Sergio Ramos en el 1-0, pues miel sobre hojuelas para el faraón Florentino Pérez, para Mariano Rajoy y para los demás madridista­s de cargo, cartera y carnet, aunque el destino les tuviera deparados unos minutos de nervios. Al igual que en la séptima Copa de Europa blanca, cuando el Madrid doblegó al Juventus con un tanto antirregla­mentario de Mijatovic, el conjunto merengue abrió el marcador en una jugada que nunca debió valer, pese a que el empate del Atlético restara importanci­a a la acción.

Esta Champions ha sido un reflejo y un espejo de lo que es el Madrid, prácticame­nte el único club del mundo que puede levantar un torneo de esta categoría despidiend­o a un entrenador a mitad de temporada entre gritos de dimisión al palco, quedándose de nuevo sin la Liga y sin hacer un fútbol que llame la atención ni aporte nada especial. El relato del equipo blanco consiste sólo en ganar, siendo ganar un aspecto básico, claro. No importa nada más ni nada menos. La posesión, la combinació­n o la innovación no forman parte de su imaginario. Si llegan, bienvenida­s sean, pero como un añadido. Es el conjunto de Zidane un equipo de almanaque, de mirar el palmarés y deslumbrar­se, de quedarse con el resultado sin importar el trayecto para conseguirl­o. Ganar también es un arte, pueden decir, con razón, sus defensores.

Pero lo mejor que ha tenido este equipo de Zidane es que no ha fallado sobre la alfombra roja por la que ha transitado y ha tenido más suerte o acierto que los demás en el momento clave, como los penaltis. Una alfombra en la que además la estrella del contrario, en este caso Griezmann, falla un penalti que hubiera supuesto el 1-1. No hay duda de que el creador del libreto de esta Liga de Campeones ha sido más Plácido Domingo que Sabina o Serrat. En cada recodo del camino, en cada intersecci­ón, la moneda caía del lado del Madrid, desde un penalti hasta una tanda decisiva, de un sorteo al orden de los partidos. Anoche en La 2 pusieron Match point, el filme de Woody Allen en el que en la escena clave un anillo rebota en una barandilla y en vez de caer al

EL CURRÍCULUM NO FALLA Es el madridista un equipo de almanaque, de mirar el palmarés y deslumbrar­se

UN CAMINO BASTANTE DESPEJADO El Madrid se ha enfrentado a siete equipos; entre todos suman cero Copas de Europa

río lo hace en el costado del pavimento, lo cual permite resolver el contencios­o planteado. El Madrid siempre ha estado en el lado del asfalto y nunca en el del río, por más que el gol de Carrasco generara suspense.

El Atlético ha ido espantando fantasmas, pero se ha vuelto a topar con el último. Poco influyó que dejara en la cuneta al campeón vigente, el Barcelona, ni al todopodero­so Bayern. Se estrelló ante su vecino, como en Lisboa. Desde entonces, el Madrid sólo le había ganado en la Champions, en los cuartos de final de la temporada anterior. Ni en la Liga ni en la Copa ni en la Supercopa. Pero sí en Europa. Ayer el Madrid no necesitó ni vencer. Le bastó con ser mejor en los penaltis. Y así, va sumando.

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SHAUN BOTTERILL / GETTY Cristiano Ronaldo en el momento de marcar el penalti definitivo en la tanda

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