Mil cervezas por catar
SVEN BOSCH, FUNDADOR DE NAPAR BCN Y SOCIO DE BIERCAB Y NAPARBIER
Dice la dicha que Dios inventó la cerveza y que los belgas la mejoraron. El refrán no es en vano. Bélgica tiene más de 1.000 cervezas registradas bajo su marca. Si hoy puede hacer gala de este activo es gracias a sus monjes, que casi por supervivencia, empezaron a producir cerveza y comercializarla ya en el siglo XII.
El belga Sven Bosch (Mortsel, 1969) no pertenece a ninguna orden religiosa pero hay quien lo considera a un apóstol de la cerveza en Catalunya. Bosch nació en la Bélgica flamenca (la de verdad, dice), y con 7 años vino a Platja d'Aro con su madre. En la Costa Brava pasó su infancia y adolescencia y, cuando llegó la época universitaria, se decantó por la gestión hotelera. Estudió en la escuela de Sant Pol de Mar y al acabar dio el salto en Barcelona. Trabajó cuatro años en el hotel Havana y cuatro más, en el Rey Juan Carlos I. Trabajaba de jefe de sala. “Fue una época de aprendizaje y estrés. Tenía claro que quería montar un negocio pero Barcelona era demasiado cara para empezar”. Decidido, Bosch dejó el trabajo y escogió Mataró para emprender su primer negocio: una taberna belga que bautizó con el nombre de The Drunk Monk (el monje ebrio).
Era el año 2000 y recuerda que importar cervezas no era tan fácil como ahora. “Cogía el coche y recorría toda Bélgica. Haber nacido allí me ayudaba y, a base de visitarla, me hice un nombre dentro del sector”. Bosch asegura que en pocos años The Drunk Monk se convirtió en un referente de cervezas artesanas de importación. Hacia el 2005, tenía cerca de 400 variedades y unos 15 tiradores. “Venía gente de toda España a probarlas. Decían que era el único bar donde podían encontrar tanta oferta”. Sven recuerda que The Drunk Monk lo hacía feliz al principio pero que, con el tiempo, se le quedó pequeño. “Quería ir a Barcelona y cuando tuve la oportunidad no me lo pensé dos veces. Traspasé el bar en el 2013 y aquel mismo año monté el Biercab con tres socios más. Invertimos unos 300.000 euros y en tres años ya los hemos rentabilizado. Vendemos cerveza artesana y ofrecemos algunos platos elaborados”.
Aquel mismo año, Bosch también entró como socio a la fábrica de cerveza artesana Naparbier, con sede en Navarra, que hoy factura 1 millón y exporta un 40% a países como Japón, Canadá, Australia o Singapur.
Pero ni con el Biercab ni con la fábrica el Sven tuvo bastante. “Volví a tener la sensación de que necesitaba algo más. La gerencia del Biercab la lleva otro socio, Manuel Baltasar, y me atreví a dar un salto más allá con el Napar Bcn. Es un restaurante que quiere unir la buena cocina con la buena cerveza artesana. En Catalunya hay que romper los esquemas tradicionales. Una buena comida no necesariamente tiene que ir acompañada de un buen vino.”
Con el apoyo económico de la fábrica Naparbier, Sven Bosch ha invertido unos tres millones de euros para poner en marcha el restaurante. “La idea era invertir 2, pero uno siempre se anima”. El local es de 500 metros cuadrados y tiene máquinas que producen cerveza. Las 18 variedades que se ofrecen en el restaurante se elaboran allí mismo o en la fábrica de Navarra. Además, Lázaro Rosa-Violán ha diseñado todo el espacio y Miquel Aldana, que ha ganado una estrella Michelin con el Tresmacarrons, se encarga de la cocina. “Hemos abierto el restaurante hace tres meses y las cifras son mejores de lo que esperaba. La cerveza empieza a atraer interés pero la cultura todavía es incipiente. Soy consciente de que con el restaurante hay que hacer un trabajo didáctico”.
Con una lambic entre manos y The Animals sonando de fondo, Bosch ve el restaurante un sueño hecho realidad. No descarta abrir un negocio relacionado con la cerveza, pero más adelante. “Es mi única pasión desde que soy joven. En las estanterías de casa, en Platja d’Aro, no hay libros de Stephen King sino de cerveza artesana. Mi trabajo es autodidacta. Y nunca tengo bastante. Sea con la fábrica o con los locales, viajo constantemente. Todo se encuentra en este 5% que no es agua. Hemos hecho cerveza de café, fruta, verdura e incluso flores. La Naparbier Barley Wine AvantGarde ha quedado entre las 50 mejores del mundo este año. Seguiré inventando y catando, quiero animar a la gente a entrar en este mundo”.
“Hay que romper los esquemas: una buena comida no necesariamente tiene que ir acompañada de un buen vino”