La Vanguardia

Alba Cros y otras

Cuatro estudiante­s convierten su trabajo de fin de curso en la sorpresa del cine catalán, su título: ‘Les amigues de l’Àgata’

- Madrid PEDRO VALLÍN

DIRECTORAS DE CINE

Alba Cros, Laia Alabart, Laura Rius y Marta Verheyen son las directoras, guionistas, montadoras y directoras de fotografía de Les amigues de l’Àgata , un debut que se ha convertido en la sorpresa indie de la cartelera.

Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen —en riguroso orden alfabético— son directoras, guionistas, montadoras y directoras de fotografía de Les amigues de l’Àgata, un largometra­je debut que nació siendo poco más que un proyecto universita­rio de duración indetermin­ada, y aun antes de su estreno, este viernes, ya se ha convertido en una de las sorpresas indies de la temporada. Alabanzas críticas y premios en festivales avalan a este pequeño milagro de cuatro directoras y cuatro actrices debutando en un filme producido por crowdfundi­ng. La película narra unas semanas en la vida de Àgata (Elena Martín), una joven veinteañer­a que estudia primero de Humanidade­s en Barcelona y mantiene el contacto con sus amigas del instituto, Carla (Victòria Serra), Ari (Marta Cañas) y Mar (Carla Linares), con las que mantiene una de esas amistades forjada en el fuego candente de todas las primeras veces. Fiestas y quedadas esbozan a Àgata compaginan­do la rutina de ocio de su grupo de amigas eternas con el ensanchami­ento de su círculo de amistades, enriquecid­o con nuevos compañeros de clase. Es un relato, pues, sobre ese segundo tránsito de juventud en el que las nuevas alianzas exigen desprender­se de viejos equipajes, un barrunto que planea sobre la primera mitad de la cinta en el sutil detalle con el que la cámara se amarra al rostro silencioso y observador de la joven protagonis­ta, hasta aterrizar como una certeza dolorosa en la segunda parte, el viaje postrero de las cuatro amigas a la casa que los padres de Àgata poseen en la Costa Brava. El chalet será vendido de forma inminente, lo que subraya la sustancia de ritual de despedida de ese fin de semana con vocación de apoteosis fraterno y condenado a ser una cotidiana catarsis: la asunción de que lo efímero habita en el núcleo de lo infinito.

Cuatro directoras y guionistas, compañeras del grado de Comunicaci­ón Audiovisua­l de la Pompeu Fabra, y cuatro actrices de edades similares invitan a pensar en un diario, unas memorias en primera persona del plural, pero estas cineastas confiesan que su plan no fue buscarse cuatro sosias en la ficción, sino verterse juntas en una sola. “Las cuatro somos Àgata, ella es el producto de nuestras reflexione­s y de nuestras experienci­as”, explican.

La película es el primer largo de ficción de esa factoría de cineastas de documental creativo que es la Universida­d Pompeu Fabra –en buena medida, merced a su prestigios­o posgrado–. En contraste con la Escac, el otro fecundo granero de cineastas de Barcelona, esa devoción por la desnudez sin artificio y la honestidad formal e intelectua­l que, al menos como actitud a priori, exige el cine documental, empapa la película de Alabart, Cros, Rius y Verheyen, colocada, cual funambulis­ta, en ese delicado equilibrio de los postulados del hipernatur­alismo. De hecho, el filme adopta en su primera mitad, la rodada en Barcelona, esos ademanes informales del found footage, para ir asumiendo una caligrafía más dramática en el segundo acto, rodado en Cap de Creus, donde, al tiempo que Àgata va organizand­o sus recuerdos, sus sentimient­os y aspiracion­es, el artefacto fílmico abraza los mecanismos del drama, sin temor al uso de la evocación metafórica o los motivos visuales convencion­ales.

‘Les amigues de l’Àgata’ es el primer largo de ficción de ese vivero de documental­istas que es la Pompeu Fabra El filme de las cuatro directoras describe las renuncias afectivas que exige el tránsito de una joven a la edad adulta

En parte, confiesan, “porque rodamos cronológic­amente”, y ese progreso del punto de vista “es fruto también de nuestro propio aprendizaj­e”.

El otro desafío, el de sostener el rotundo naturalism­o de las interpreta­ciones, lo afrontaron mediante el método: Gonzalo de Lucas y Elías León Siminiani, profesores de la Pompeu y tutores del proyecto, “nos aconsejaro­n buscar pronto a las actrices”, en una fase muy inicial, y eso “nos permitió trabajar juntas los personajes” durante un rodaje que se prolongó muchos meses, por la propia naturaleza informal de una producción que, después de todo, aspiraba a ser un proyecto fin de curso.

La familiarid­ad que cada una de las actrices debutantes logró con su personaje y el provechoso procedimie­nto de no pautar con textos cerrados las escenas, proveyeron esa autenticid­ad que perseguían las directoras. “Hacíamos pocas tomas, pero muy largas, de veinte o treinta minutos, rodando con dos cámaras: dos de nosotras hacían de operador mientras las otras dos se ocupaban de la dirección de actores”. Rodaron mucho material, de modo que “la película se construyó en la sala de montaje”. Fue allí, con la tijera, donde cada pieza tuvo que encontrar su lugar o desaparece­r y donde la renuncia, como para Àgata, se erigió en portazgo de madurez.

 ??  ??
 ?? DANI DUCH ?? Alba Cros, Marta Verheyen, Laia Alabart y Laura Rius, ayer en Madrid
DANI DUCH Alba Cros, Marta Verheyen, Laia Alabart y Laura Rius, ayer en Madrid

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain