Grillo se modera
Los éxitos del Movimiento 5 Estrellas en Roma y Turín, con dos jóvenes candidatas, muestran que el partido de protesta ya no da miedo
El Movimiento 5 Estrellas parece haber cambiado de estilo, renunciando a su vertiente más chusca y pendenciera a la vez que consolidan sus apoyos entre los votantes de clase media, que podrían darle las alcaldías de Roma y Turín.
Ya no son tiempos de insultos ni de escarnio. Beppe Grillo está tranquilo en su casa. Su agresivo histrionismo fue muy útil hace unos años para lanzar su Movimiento 5 Estrellas (M5E) y seducir a un público fiel. Ahora, sin embargo, se impone tranquilizar a los votantes moderados y afianzar la transversalidad. En menos de dos semanas pueden conquistar la alcaldía de Roma e incluso tienen alguna opción en Turín, la elegante ciudad piamontesa, primera capital del Reino de Italia y cuna del imperio industrial Fiat.
Es significativo que los dos grandes éxitos el M5E en el primer turno de las municipales los hayan conseguido dos mujeres jóvenes, ambas casadas y madres. Virginia Raggi, la favorita en Roma, es abogada, tiene 37 años y un hijo de 7 al que fue a buscar al colegio al día siguiente de haber ganado el primer asalto electoral. Chiara Appendino, de 31 años y madre de un bebé, es hija de la burguesía turinesa. Estudió en la Bocconi, una prestigiosa universidad privada de Milán, especializada en economía. Junto a su marido, es propietaria de una pequeña empresa. Su elegancia y sus modales son la antítesis del estilo rudo de Grillo. Appendino rozó el 31% de votos y le disputará la alcaldía, en el ballottaggio (voto de desempate), a un político veterano y respetado, Piero Fassino. Ganarle es muy difícil, aunque no imposible.
Raggi y Appendino son el tipo de personajes del M5E que ya no dan miedo. En Roma, donde los grillini superaron el 35% de sufragios, esa nueva realidad es aún más acusada, no tanto por el mérito de la candidata sino porque la ciudad ha sido pésimamente administrada, durante años, por los partidos tradicionales, de derechas y de izquierdas, y la situación de infraestructuras y servicios es vergonzosa, en parte por la corrupción institucional, que incide desde en la reparación de los baches hasta en los trabajos de jardinería, por no hablar del escándalo interminable con las basuras y la empresa de transportes públicos.
Un perfil parecido al de Raggi y Appendino lo ofrece también el líder in péctore del M5E y probable candidato a primer ministro en las próximas elecciones, el diputado Luigi Di Maio. Aunque cumplirá 30 años dentro de pocos días, Di Maio, que es vicepresidente de la Cámara de Diputados, ha demostrado ya mucho talento político, empatía y moderación en las formas. Siempre con traje y corbata. Di Maio ha acuñado el término de “revolución gentil”. Según él, las municipales han demostrado que el M5E puede tener éxito sin el carisma de Grillo o de cualquier otro líder en primera línea. Tampoco ha sido necesario, a su juicio, cometer un “parricidio”; es decir, renegar de mala manera del fundador, como algunos pensaban que podría ocurrir.
Aunque Raggi tiene notables posibilidades de batir al candidato del Partido Demócrata (PD), Roberto Giachetti, la batalla será dura y, posiblemente, también muy sucia. Hay un factor importante, el llamado “partido de las Olimpiadas”. El M5E es muy escéptico a que Roma aspire a los Juegos del 2024, como pretende Renzi y su PD, porque consideran que, en lugar de proyectos faraónicos y de imagen, que suelen favorecer la corrupción y la infiltración de las mafias, la ciudad debe arreglar cosas básicas que no funcionan y reducir su colosal déficit. Mario Monti, cuando era premier en el 2012, ya renunció a intentar organizar los Juegos del 2020 debido a la emergencia financiera.
Hay, no obstante, intereses económicos muy poderosos detrás de la candidatura de Roma 2024 y esos se movilizarán. Los votantes de derechas dividirán sus preferencias. El líder de la Liga Norte, Matteo Salvini, ya ha dicho que si fuera residente en Roma votaría a Raggi (para dañar a Renzi). Berlusconi, que está empadronado en la capital, asegura que votará en blanco, pero otros líderes de su partido, muy ligados al establishment económico, es seguro que apoyarán a Giachetti. El negocio siempre es pragmático.
El ‘partido’ de los Juegos Olímpicos del 2024 se movilizará contra Raggi por su escepticismo