Bruselas resucita la ‘tarjeta azul’ para atraer talento extranjero
La Comisión Europea propuso ayer facilitar las vías legales de acceso al mercado laboral de la Unión reformando la tarjeta azul, un instrumento creado en el 2009 para atraer talento extranjero, pero que nunca ha logrado competir con la tarjeta verde, la famosa green card de Estados Unidos.
La tarjeta da un acceso inmediato al mercado laboral, facilita la residencia y la reunificación familiar, pero pocas empresas europeas la conocen y menos aún la han utilizado. El año pasado se emitieron un total de 14.000, casi todas en Alemania, una cifra insignificante frente al más de un millón de extranjeros que llegó de manera irregular al país. La Comisión Europea aboga por dar la vuelta a esta situación relajando los requisitos de solicitud de la tarjeta, que en la práctica varían de país a país.
Además de establecer un régimen único que sustituya a los esquemas nacionales, Bruselas propone reducir de 12 a 6 meses la duración del contrato necesario, rebajar el salario mínimo que deben recibir los extranjeros para acogerse a esta vía (nunca por debajo del mínimo legal, y de al menos el 80% del que reciben los recién graduados comunitarios) y abrirla a los refugiados e inmigrantes económicos que ya han llegado a Europa por su cuenta.
Aunque la reforma no alteraría el principio fundamental de que son los estados miembros quienes deciden cuántos trabajadores extranjeros aceptan y en qué sectores, algunos grupos políticos de la Eurocámara expresaron sus reservas hacia la iniciativa. “Primero debemos dar trabajo a los jóvenes europeos que están en paro”, advirtió Manfred Weber, jefe de filas del Partido Popular Europeo. Weber fue en cambio elogioso con la propuesta para reorientar la política exterior europea y ponerla al servicio de un objetivo, lograr que los países africanos colaboren en el control de la inmigración, premiando con más ayudas y alicientes a los que cooperen y penalizando a los que no. Gianni Pittella (PSE) llamó al realismo sobre la parte económica del plan.
Entre tanto, el Tribunal de Justicia europeo dio ayer un toque de atención a los gobiernos y recordó que la normativa comunitaria impide encarcelar a un migrante por el mero hecho de llegar de forma irregular. La prisión sólo es posible una vez que se haya examinado su situación, se haya concluido que no tiene derecho a seguir en el territorio y la persona no lo abandone. La sentencia, que confirma la interpretación que la Corte hizo en el 2011, da la razón a la denunciante, Sélina Affum, natural de Ghana, arrestada en Calais en el 2013.
La justicia europea recuerda que es ilegal encarcelar a un inmigrante sólo por llegar irregularmente