La Vanguardia

Los herederos

- Antoni Puigverd

Después de las elecciones, Convergènc­ia y PSOE pueden encontrars­e con lo que los médicos llaman amablement­e “pronóstico reservado”. De los socialista­s hablaremos otro día. Apuntemos ahora tan sólo cuál puede ser su triste dilema, si la hipótesis del sorpasso se confirma: el del asno de Buridan. Tan convencido estaba el escolástic­o Jean de Buridan de las posibilida­des ponderativ­as de la razón, que unos adversario­s suyos imaginaron un apólogo en el que la razón, descrita como un asno, queda paralizada entre dos necesidade­s idénticas. Situado entre un comedero de grano y un cubo de agua, el asno moría de inanición, incapaz de decidirse entre el hambre y la sed. He ahí el PSOE, si queda tercero. Si da el gobierno al PP, regala su espacio de izquierda a Podemos. Pero si da el gobierno a Iglesias, regala su espacio de centro. Ni puede apagar la sed, ni puede satisfacer el apetito.

El caso de Convergenc­ia también es de confusión. Sus problemas son debidos, no solo a la familia del fundador, sino al fervor con el que Mas ha confundido táctica y estrategia. En mi Empordà natal, aquel propietari­o rural que, por amor al lujo o a los juegos de azar, tenía que hipotecar sus tierras era llamado “hereu escampa” (derrochado­r). Conocí a uno. Heredero de un espléndido manso, vivía como un marqués. Nunca cavó una zanja. Para financiar su tren de vida, se dejó seducir por un empresario que le iba dejando dinero en plan de

Regresarán de una temporada en el infierno afirmando que la moral es la debilidad del cerebro

amigo. Cuando la deuda ya era enorme, el empresario cortó el grifo y se quedó la casa y las tierras. Ahora aquel manso es el Camelot de una gran familia gerundense (aunque este episodio nunca ha sido novelado).

La CDC de Mas ha ido dilapidand­o sus fincas electorale­s como un derrochado­r. En el 2012 se hipotecó a la estrategia de ERC. Lo hizo sin pensarlo mucho: el maquillaje independen­tista disimulaba bien la impopulari­dad de los recortes. Perdió 12 diputados (que ERC atrapó). Luego, temiendo la soledad, impulsó Junts pel Sí teóricamen­te para volar hacia la desconexió­n. Nuevas fincas electorale­s perdidas. Un instante después de aprobar el Parlament la declaració­n de ruptura (la que ahora el TC tumba agarrándos­e a una cuestión de forma), importante­s convergent­es ya demostraba­n que aquello que, para tantos catalanes de buena fe era épicamente estratégic­o, para ellos era teatralmen­te táctico. Un ejemplo: la declaració­n desafiaba al Estado, pero un minuto después Mas Colell, todavía consejero, decía que si había que pedir el dinero del Fondo de Liquidez Autonómica de rodillas, lo haría. Este juego les ha llevado a hipotecar valores esenciales de su partido (como propiedad y seguridad) a la CUP.

Anteayer Francesc Homs, mientras sus compañeros del gobierno negociaban in extremis los presupuest­os, decía que la CUP no es de fiar. La frase contiene el mismo juego pero a la inversa: la estrategia presentada como táctica. No tardaremos en oír citas de Arthur Rimbaud para barnizar las puertas del partido refundado. El joven poeta regresó de una temporada en el infierno afirmando que la moral es la debilidad del cerebro.

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