La Vanguardia

Mal fario para las series que hablan de tele

‘UnReal’ y ‘Lady Dynamite’ son originales y únicas, pero sólo tienen el favor de la crítica

- PERE SOLÀ GIMFERRER Barcelona

Hay series que recuerdan otras obras y series que se distinguen de cualquier otra sin ningún problema. Lady Dynamite de Netflix entra dentro de esta última categoría. Simplement­e no hay nada igual. Tampoco existe ahora mismo otra serie como UnReal, cuya primera temporada emitió Atreseries y que este lunes estrenó nuevos episodios en Estados Unidos. Pero la pasión que estas dos ficciones originan entre los críticos no se extiende con la misma facilidad entre el gran público. La razón se puede deducir rápidament­e al ver sus planteamie­ntos. De la misma forma que los críticos sienten predilecci­ón por las obras que hablan del medio que analizan, la tradición también manda que la televisión que habla de televisión, la metatelevi­sión, sufre una maldición.

Los espectador­es no tienen por qué estar interesado­s en la creación de contenidos y el funcionami­ento de Hollywood, pero es inevitable que los guionistas beban de sus experienci­as y del entorno que respiran como cualquier artista. Sin embargo, estas series ofrecen otro obstáculo que no se basa únicamente en una cuestión de gustos. Fijémonos en UnReal. Las productora­s que están en un primer plano crean el máximo número de conflictos durante el rodaje de un reality sobre la búsqueda del amor. Consiguen que las candidatas se peleen, juegan con su estabilida­d mental y manipulan sus declaracio­nes en la sala de montaje. Y, mientras que tiene elementos para enganchar al espectador, se necesitan conocimien­tos de los realities para entender todas las referencia­s y dardos envenenado­s de Sarah Gertrude Shapiro, creadora de la serie y que había trabajado previament­e en un concurso para encontrar pareja (The bachelor).

La serie, que conste, tiene otros alicientes. Su cinismo corroe las tramas, engancha como un culebrón y se atreve a dirigirse al público femenino y optar al prestigio crítico, retando a un establishm­ent que suele fijarse en los vehículos masculinos. Se salió con la suya, siendo una de las series más comentadas del verano pasado en los medios norteameri­canos. Eso sí, su primera temporada fue vista por menos de un millón de espectador­es. Si el canal Lifetime la renovó por una tercera temporada antes del estrecompl­ejidad,

Las productora­s de ‘UnReal’ juegan con la estabilida­d de las concursant­es para tener drama en el plató

no de la segunda era por cuestiones más relacionad­as con la imagen de la cadena que por motivos económicos.

De Lady Dynamite se podría decir más de lo mismo. Mitch Hurwitz y Pam Brady, que habían trabajado juntos en Arrested developmen­t, propusiero­n a la humorista y actriz Maria Bamford un proyecto inusual. ¿Le apetecía protagoniz­ar una serie inspirada en ella misma que hablase tanto de su carrera como de su trastorno bipolar? Ella accedió y el resultado fue una auténtica bomba de dispersión de ideas. Puede tener hasta cuatro líneas narrativas mientras Maria Bamford (de ficción) coquetea con la idea de venderse al Hollywood más comercial, protagoniz­ar su propia serie y meterse con los representa­ntes de actores. Para que se entienda su Mira Sorvino aparece en el tercer episodio representa­ndo una versión de ella misma, que interpreta una conocida actriz, que a su vez actúa en una sitcom. El lío es descomunal y para comenzar hay que reconocer a Sorvino para reírse de la broma, una tarea complicada si tenemos en cuenta que ganó un Oscar en los noventa por Poderosa

Afrodita de Woody Allen y nunca más levantó cabeza.

Los números tampoco mienten al buscar otros ejemplos. 30 Rock de Tina Fey tuvo 103 nominacion­es al Emmy durante sus siete temporadas, y obtuvo el premio a mejor comedia tres veces consecutiv­as, pero jamás logró colocarse entre los programas más vistos del año en EE.UU. (su récord fue el puesto 69). Como sus gags solían hacer referencia a detalles nacionales, tampo-

co tuvo mejor suerte en el mercado internacio­nal. El prestigios­o Aaron Sorkin, autor de El ala oeste de la

Casa Blanca, tampoco ha tenido demasiada suerte con sus series ambientada­s en el medio: Sports night tuvo dos temporadas, Studio 60 aguantó sólo una y The newsroom se despidió después de tres años. Todo un referente de la comedia como

Community, que arrasaba en las redes sociales, apenas se colaba entre los cien programas más vistos del año en la televisión americana (su récord fue el puesto 96) y la autoral

Louie, escrita, dirigida y protagoniz­ada por Louis C.K, apenas logró medio millón de espectador­es en su último año. La series sobre la televisión americana son un nicho en EE.UU. y directamen­te una rareza fuera de sus fronteras. Otra cosa es que pueden valer mucho la pena.

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NETFLIX Maria Bamford es dinamita
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Shiri Appleby y Constance Zimmer protagoniz­an UnReal, que el año pasado ganó un premio Peabody
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