El BCE compra deuda de empresas pese a las quejas de Alemania
La entidad que dirige Draghi adquiere bonos de Telefónica y Renault, entre otros
Alemania, la primera economía del euro, censuró ayer con tremenda virulencia al Banco Central Europeo (BCE) por el nuevo paso dentro de su agresiva política ultraexpansiva: la compra de bonos corporativos de empresas de la zona euro. Tras dejar los tipos al 0% desde el pasado marzo y adoptar todo tipo de medidas no convencionales para aumentar el crédito, estimular el consumo y la inversión sacar del subsuelo a la inflación (-0,1% en mayo), el BCE cumplió ayer con lo anunciado hace tres meses y empezó a comprar bonos de empresas en el mercado secundario.
Y Alemania, desde donde habían llegado ya muchas críticas contra el BCE en los últimos meses, como la de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, estalló. En una dura y extensa nota, David Folkerts-Landau, economista jefe del Deutsche Bank, exigió una rectificación al banco central, cuya política monetaria –dijo– “está amenazando el proyecto europeo en su conjunto en aras de lograr la estabilidad financiera a corto plazo”. El estratega del Deutsche resumió lo que piensan buena parte de la clase política y los economistas alemanes, contrarios a la compra de bonos tanto soberanos como de empresas: “Cuanto más se evite a través de la política monetaria la necesaria catarsis, tanto más se contribuirá al auge del populismo en Europa y de los políticos extremistas. Ahora, los ahorradores son castigados y los especuladores, recompensados, y las malas compañías sobreviven mientras que las buenas tienen demasiado miedo de invertir”.
Junto con el Deutsche, el IFO –el instituto de referencia entre los economistas alemanes– y el Commerzbank también salieron en tromba contra la mayoría del BCE que comanda su presidente, Mario Draghi. El presidente del IFO, Clemens Fuest, dijo en un comunicado que “con estas compras, el BCE está empezando a comportarse como un banco comercial”. Por último, Reuters aseguró, citando fuentes internas y anónimas, que el Commerzbank está trabajando en la posibilidad de guardar sus depósitos en cámaras propias y no en el BCE para evitar pagar la penalización del banco central. La animadversión contra Draghi y su célebre “whatever it takes” –haré lo que haga falta, dijo en julio del 2012, y lo está cumpliendo– aumenta en Alemania.
Pero el crecimiento es débil en Europa pese a la laxitud monetaria y Draghi sigue a lo suyo. La compra de bonos en circulación por parte del BCE se dirige a empresas que tienen rating de inversión. El objetivo es que el incremento de la demanda eleve el precio de los bonos, haga bajar su rentabilidad y, en consecuencia, abarate su financiación cuando estas compañías vuelvan a emitir deuda. Aunque el BCE no desveló ayer qué bonos compró, diversos operadores del mercado aseguraron que su operativa incluyó títulos de Telefónica, Renault, Siemens, Generali y Ab Inbev.
La rentabilidad de los bonos de estas empresas cayó con fuerza ayer. Y arrastró a otros, como los bonos del Tesoro alemán a diez años, que marcaron un mínimo histórico en el 0,033%, aunque recuperaron terreno en la última parte de la sesión. La posibilidad de que lleguen al 0% o entren en rentabilidades negativas sigue latente. Pero la influencia del manguerazo del BCE no se quedó ahí y afectó también al retorno de los bonos del Tesoro español y los bonos italianos, que se situó en el 1,43% y 1,4%, respectivamente. Nunca fue tan barato financiarse. Pero muchos dudan de que esto sea bueno.
En su primer día de compra de bonos, el BCE adquirió títulos de Telefónica, Renault y otras empresas