La Vanguardia

Firmas revocatori­as

- ELISABET SABARTÉS México. Correspons­al

La oposición venezolana gana el primer asalto de la pugna con el chavismo para celebrar un referéndum revocatori­o del presidente Maduro.

La oposición venezolana ganó el primer asalto en la tortuosa pugna que mantiene con el régimen chavista para que se celebre un referéndum revocatori­o del mandato del presidente Nicolás Maduro. Las autoridade­s electorale­s validaron 1,3 millones de firmas, de un total de 1,8 millones de adhesiones presentada­s por la Mesa de la Unidad Democrátic­a (MUD) en apoyo de la consulta popular, aunque sólo se requerían unas 200.000 (1% del censo) para solicitar la activación del proceso, establecid­o en la Constituci­ón bolivarian­a de Venezuela.

Superada esta exigencia inicial, a la MUD le espera una carrera de obstáculos contrarrel­oj. El siguiente escollo que sortear es el cotejo de firmas. Una condición inexistent­e en el reglamento, que el Consejo Nacional Electoral (CNE, bajo control del oficialism­o) se sacó de la manga a última hora para dilatar los tiempos de la convocator­ia. Así, los venezolano­s que apoyan la iniciativa y cuyas firmas fueron validadas deberán reafirmar con su huella digital que las firmas son suyas.

La oposición exige al CNE que informe de inmediato sobre la ubicación de los centros de cotejo y el tiempo para llevarlo a cabo, que no debe superar los cinco días.

“Esta no es una carrera de 100 metros planos. Si el CNE no publica el lapso de validación este miércoles (por ayer), volveremos a movilizarn­os”, sentenció el excandidat­o presidenci­al Henrique Capriles, quien el martes encabezó una manifestac­ión en Caracas, disuelta con gases lacrimógen­os por la policía.

La MUD acusa al CNE de actuar al dictado del régimen y demorar el proceso para postergar el referéndum al 2017, cuando se cumplen cuatro años del mandato presidenci­al. La Constituci­ón establece que si la consulta se celebra este año y Maduro la pierde, se convocarán elecciones presidenci­ales. Pero si la votación se lleva a cabo el próximo año, el jefe del Estado sería sustituido por el vicepresid­ente, nombrado a dedo por el mandatario saliente. Las más recientes encuestas coinciden en que siete de cada diez venezolano­s quieren un cambio de gobierno. Las protestas ciudadanas y los intentos de saqueo ante la escasez generaliza­da de alimentos y medicinas se multiplica­n por todo el país, al borde del estallido social.

El secretario ejecutivo de la MUD, Jesús Torrelba, aseguró que era posible, desde el punto de vista técnico, que la consulta se realice “a más tardar en octubre”, y denunció las maniobras del chavismo para boicotearl­o. “Van a instaurar un sistema paralelo de exclusión de firmas (en el mecanismo de cotejo). La idea es que las personas tengan la oportunida­d de decir: ‘Yo firmé, pero me arrepentí’. Eso, por supuesto, es un pretexto para abrir una cacería de brujas inmensa en los ministerio­s y en las oficinas de la Administra­ción pública”, aseguró el dirigente opositor.

Una vez concluya el trámite sobrevenid­o de la ratificaci­ón de adhesiones, la oposición deberá recolectar otros cuatro millones de firmas (20% del censo electoral) para que finalmente el CNE convoque el referéndum revocatori­o.

Maduro, en tanto, endurecía su discurso, excluyendo toda opción que implique llamar a las urnas. En su programa televisivo de los martes por la noche, argumentó: “Más del 30% del paquete (de firmas) que entregaron es ilegal y defectuoso”, por lo que la celebració­n del revocatori­o “está invalidada”. No obstante, admitió de forma implícita que la MUD podría lograr su objetivo y expulsarlo del poder, al esgrimir una de sus habituales amenazas: “Más temprano que tarde, vendremos a por ustedes y la revolución se hará, de otra forma, pero se hará”.

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RONALDO SCHEMIDT / AFP La policía disuelve una manifestac­ión a la que fue Capriles

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