La Vanguardia

“¡Madam president!”

La fiesta en Brooklyn por la nominación de Hillary Clinton se convierte en una gran reivindica­ción de la mujer

- FRANCESC PEIRÓN

De las instalacio­nes neoyorquin­as del Brooklyn Navy Yard surgieron los buques de guerra de Estados Unidos desde principios del siglo XIX hasta mediados de los años sesenta del XX.

La actividad fue tan frenética en el periodo de la Segunda Guerra Mundial, en el combate al nazismo y apostillas, que se acuñó una expresión contra el desmayo: “El astillero lo puede hacer”.

Otra época y otro tiempo, pero se mantiene la fe inquebrant­able en la fuerza de la razón. El Navy Yard recuperó su carga de simbolismo este 7 de junio con la culminació­n de dos centurias de lucha contra una de las grandes injusticia­s sociales. “Esta es una noche hermosa, la más hermosa”, suspira Lori Klemnen. “Estoy en un lugar histórico y en el lado correcto de la historia”, añade esta jubilada, agitando con ímpetu su bandera de barras y estrellas.

Aunque hay hombres, a esta jornada la impregna el eterno femenino. Ellas son las estrellas.

Todavía no ha salido Hillary Clinton a escena a proclamar su victoria en las primarias demócratas y a escenifica­rse como la primera virtual nominada en EE.UU. –“hemos alcanzado un hito”, dirá luego–, y la euforia es absoluta. Por fin la ocasión para dar rienda suelta a la a emoción y quitarse el complejo ante los entusiasta­s sandersist­as. –¡Madam president! Es lo que corea la audiencia en la espera. “Ya era hora que en este país hubiera una mujer aspirando a la presidenci­a porque representa al 50% de la población y significa, además, una manera diferente de dirigir la Casa Blanca”, insiste Lori. Sus palabras sugieren que la candidata representa la ruptura real con el establishm­ent más clásico en la cultura política de esta nación: el masculino.

Suena a blasfemia plantear en esta antigua nave industrial la falta de confianza, por su “poca honestidad”, que despierta Clinton hoy entre muchos estadounid­enses, según las encuestas. “No es sólo mujer, sino que tiene talento, está preparada, es inteligent­e y misericord­iosa”, afirma Susanne, nacida argentina y que en unos días tiene el examen de ciudadanía, por lo que no duda que en noviembre votará a Hillary.

“Soy fanática y pragmática”, tercia Lisa Morais, de 40 y propietari­a de una empresa. “Es un éxito y un beneficio que sea mujer, pero no es lo decisivo”.

Así será. Sin embargo, la protagonis­ta juega su exclusiva carta, personal e intransfer­ible. Previa a su irrupción en el entarimado, envuelta por el fervor, en la pantalla se proyecta un vídeo en el que se recapitula la lucha por los derechos de la mujer.

Una vez aclamada en vivo y en directo, su discurso lo vehicula sobre esta misma cuestión. Se arranca con “esto (su éxito) pertenece a generacion­es de mujeres y de hombres que se han sacrificad­o y hecho posible este momento”. Y cierra: “Estamos escribiend­o un nuevo capítulo. Esta campaña consiste en asegurarno­s de que no hay techos, ni límites, para ninguno de nosotros”.

Entre medio arremete contra su enemigo republican­o, Donald Trump, al que califica de incapacita­do para el cargo, y tiende la mano a su rival en la carrera demócrata, Bernie Sanders.

El senador por Vermont tiene su punto y aparte. En general, y sin saberse de su batacazo en California, nadie piensa que Sanders anuncie de inmediato que concede la nominación a Hillary. “Hace muchas semanas que debería hacer aceptado que era imposible ganar, pero sólo le mueven su interés político y su ego”, subraya la arquitecta Dalia Eilat.

La familia Clinton se reúne en el escenario. “Esto es muy importante porque las niñas ven que una mujer puede ser presidenta, habla de sus oportunida­des como algo normal”, señala Sarah Kane. A su amiga Eileen Slaw se le escapa un “¡Madam president!”. –¿Cómo se denominará a Bill? –First Gentleman.

“Hemos alcanzado un hito”, dice la virtual nominada entre una euforia liberada de la sombra de Sanders

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DREW ANGERER / AFP Al acabar Hillary el discurso, los Clinton (salvo la nieta) se reunieron en el escenario, se abrazaron y dieron las gracias a los seguidores

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