La Vanguardia

Empleos a mansalva

- Fernando Ónega

Toda campaña electoral tiene su cara subastera. Los partidos se las ingenian para componer un muestrario de ofertas y milagros diversos que recuerdan las tentacione­s que relatan los libros sagrados: “Todo esto te daré si, postrado ante mí, me votas. No hace falta que me adores, como pedía el demonio; me conformo con tu voto”. A base de repetir elecciones, las promesas se van pareciendo porque la imaginació­n de los programado­res es limitada, la realidad no permite grandes prodigios y las encuestas del CIS señalan las teclas que se deben tocar para que la sinfonía suene al gusto de la mayoría.

Este año, a la espera del desenlace de la ruptura del pacto de estabilida­d de Catalunya, el primer producto que salió a subasta fue el empleo. Y hay que ver cómo cambian los tiempos: en 1982 Felipe González tuvo la osadía de cuantifica­r los puestos de trabajo que iba a crear en la legislatur­a y le salieron 800.000. Ahora la oferta casi se ha triplicado. Abrió la puja el señor Rajoy y puso sobre la mesa dos millones. ¿Hay quien dé más? Tras unos días de silencio, respondió Ciudadanos: “Yo doy más; dos millones y medio de empleos”. Lo oyó Podemos y levantó la mano: “Nosotros dejaremos el paro en el 11 por ciento dentro de tres años, ¿hay quién dé más?”.

Silencio provisiona­l en la Piel de Toro. Por ahora nadie da más. El PP examina la

Crear empleo debe de ser la cosa más fácil del mundo, porque todos los partidos saben cómo hacerlo

marcha de la subasta y le aplica el principio de rigor tan apreciado por Rajoy: “Pero nosotros lo conseguire­mos con seriedad y sin experiment­os”. Estas elecciones, cuya campaña oficial comienza mañana, van a resolver el gran problema del país: si gana el Partido Popular, está claro que al terminar la legislatur­a habrá veinte millones de empleados, habrá gente para comprar todo lo que se produzca y se habrá salvado la Seguridad Social; pero si gana Ciudadanos, habrá esos veinte millones y medio millón más, como de propina; si ganan los comunistas y socialdemó­cratas de Unidos Podemos, estaremos casi en el pleno empleo para asombro del mundo mundial, y si gana el Partido Socialista no se quedará en el paro ni Pedro Sánchez, por muchos méritos que haga su fuerza política.

Estamos, pues, a las puertas del paraíso. Crear empleo debe de ser la cosa más fácil del mundo, porque todos los partidos saben cómo hacerlo. Unos, con dinero público, otros con dinero mixto, y el actual gobierno en funciones, con su receta mágica de continuar con sus reformas. Da igual a quién votéis porque, gane quien gane, la cosa andará por los dos millones de puestos de trabajo y nunca tuvimos por delante un horizonte de tanta plenitud laboral. Ya no habrá que preocupars­e por las familias en cuyo hogar no entra ningún sueldo ni subsidio, porque serán asunto del pasado. Y todo esto, a partir de la formación del nuevo gobierno. Es tan emocionant­e, que acabo de poner el cava a enfriar. Más que nada, para tirárselo a alguno a la cabeza. Pero no ahora: dentro de cuatro años.

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