Por si los mosquitos...
No, esta crisis no se acaba. Habrá que acostumbrarse. En estos días, y hasta nueva orden, hablaremos del virus del Zika. Nos guste o no. Ayer habló Greg Rutherford (29). De acuerdo: el profano en el mundo del atletismo ignora quién es este señor. Pero los aficionados al deporte, y en particular los británicos, lo tienen en un pedestal. ¡Se trata del último campeón olímpico en salto de longitud! Imagíneselo. Es británico, y ganó el oro en Stratford, el Estadio Olímpico de Londres. Vamos, Rutherford es a los británicos lo mismo que Fermín Cacho a los aficionados españoles. Y eso pesa. Bien, pues Rutherford dijo ayer que piensa congelarse el esperma por si las moscas. O más bien, por si los mosquitos...
Porque en algo más de un mes se va a Río, a defender su título de Londres. Y por allí, el Aedes aegypti vuela a sus anchas. Ya sabe, el aedes, el mosquito que transmite el zika. Y también se sabe que el zika afecta particularmente a las mujeres embarazadas, y a aquellos varones que quieran tener hijos. El virus puede contaminar el semen y complicarle la existencia a un hipotético hijo, aunque aún no haya sido concebido.
Es la hora de recordar alguna de esas imágenes que han circulado en los últimos tiempos, esos bebés recién nacidos con una cabeza diminuta, todos ellos aquejados de microcefalia.
Rutherford y su mujer, Susie Verrill, ya tienen un hijo. Se llama Milo, y está sano y muy majo. Pero a ambos les gustaría tener otro, y aquí es donde entra en juego el virus. Queda claro que, para la población en general, la sintomatología del zika se asemeja a un proceso febril de tres o cuatro días. Así es como lo ve Antoni Trilla, epidemiólogo del hospital Clínic de Barcelona.
Otra cosa es el caso de las embarazadas, y de quienes quieren concebir. Para todos ellos, los expertos establecen un plazo de cuarentena. A la vuelta de Río, y durante uno o dos meses, tendrán que usar el preservativo. O lo que es lo mismo, guardarse de concebir un hijo.
Y ya lo hemos dicho: Rutherford y Verrill quieren un hermanito para Milo.
“Nos encantaría tener más niños y no me gustaría exponerme a una situación que podría prevenirse”, dijo Verrill, la mujer de Rutherford, a la revista Standard Issue. Y también dijo que no piensa acompañar a su pareja en los Juegos Olímpicos. Si Rutherford se sube
Greg Rutherford, oro en longitud en Londres 2012, congela su esperma por miedo al zika “El riesgo real existe, pero es muy pequeño; en toda la familia olímpica, habrá de dos a 16 casos”
al podio, Verrill lo verá por la televisión. Ya tendrán tiempo de comentarlo más tarde, en Skype.
El caso es que las cuitas de Rutherford no son exclusivas. Al contrario, abundan. Pau Gasol (35) ya ha dicho que se está planteando la posibilidad de renunciar a los Juegos. Y esa postura hay que leerla entre líneas. Podría estar pensando en ser padre. “He hablado con muchos deportistas y sé que algunos están planificando tener familia. Esto puede afectar a sus objetivos de futuro”, dijo hace diez días, disparando algunas alarmas.
Tejay van Garderen, ciclista, ya ha renunciado a Río por miedo a infectar a su mujer, que está embarazada. Los golfistas Vijay Singh y Marc Leishman también anteponen el bienestar familiar a la gloria olímpica.
Y un grupo de 150 científicos ha hurgado en la herida. Hace quince días enviaron una carta a la Organización Mundial de la Salud (OMS), proponiéndole que se pospusieran, o incluso se reubicaran, los Juegos de este verano.
Como respuesta, la OMS dijo que nanay. “Según la evaluación actual, cancelar o cambiar el lugar de los Juegos Olímpicos no alteraría significativamente la propagación internacional del virus”, respondió.
Y Trilla se alinea con la OMS. “El riesgo real existe, pero es muy pequeño. En toda la familia olímpica habrá de dos a 16 casos de zika. Cualquier deportista tiene mil veces más probabilidades de ganar una medalla antes que ser infectado”.
Bueno, Greg Rutherford prefiere curarse en salud. Y ahora, tras tomar semejante decisión, ya lo conocemos un poquito más.