La Vanguardia

Piqué salva a España ante Chequia

El central da el primer triunfo a España con un cabezazo al límite

- CARLES RUIPÉREZ Toulouse Enviado especial

En el fútbol un gol lo cambia todo. Pero todo es todo. Las percepcion­es, las conclusion­es, las idolatrías. Por eso es tan corriente pasar de los pitos a los aplausos. A España se le estaba atragantan­do el debut en la Eurocopa, no podía con la República Checa. A pesar de ser muy superior a su rival se estrellaba contra Cech. Y el 0-0 se antojaba algo catastrófi­co, algo que remitía a Brasil. Poco importaba que la imagen y el fútbol hubiesen sido más que buenos. El resultado decía que no. Y eso, para muchos, lo es todo. Así que quedaba poquísimo para que los más tremendist­as empezasen a rasgarse las vestiduras y a echar barro sobre el equipo, el selecciona­dor, el portero, etcétera. Los reproches no se oían aún pero se estaban mascando. Hasta que a falta de tres minutos para el final Gerard Piqué hizo justicia, concilió méritos y logros, y dio a España un triunfo más que merecido. Un gol lo cambia todo.

Todo es todo. Porque hasta hace poco el autor del gol parecía el enemigo público número 1. La afición de la roja se ha pasado toda la fase de clasificac­ión para Francia silbando al defensa del Barcelona por una frase en la celebració­n de un título con su club. Le pitaban en casa. Por toda la geografía de España. A su propio jugador. En vez de animarlo, lo molestaban. Los había que casi acudían al campo a fijarse más en cuando iba el blaugrana a recibir la pelota más que a estar pendientes del juego de la selección. Cada vez que tocaba el balón, sonido de viento. Pitar a Piqué se había convertido en el deporte nacional. De todo eso no se acordó nadie cuando Gerard se levantó más que nadie en Toulouse en el centro del área para rematar de cabeza un centro medido, perfecto –como casi todo lo que hizo ayer– de Iniesta.

El testarazo fue inapelable incluso para Cech, que hasta ese momento se había convertido en una pesadilla para España. En ese instante, todos se olvidaron de los insultos, de los silbidos, de las filias y fobias. Se abrazaron, aplaudiero­n, celebraron el gol de Piqué. La grada fue una fiesta y el héroe era Piqué. Ver para creer.

El gol del central fue el decimosépt­imo remate de España. Y fue sobre todo la culminació­n de un partido majestuoso de Iniesta. Él solito iluminó un día que amaneció desapacibl­e en Toulouse. Las nubes grises y el viento incómodo se hicieron a un lado cuando el de Fuentealbi­lla se puso a jugar. Es como si el manchego aún estuviese jugando la prórroga de la final de la Copa contra el Sevilla. La exhibición no se acabó aquel día, continúa. Ni por el este ni por el oeste, el sol sale por Iniesta, que colocó un centro delicioso que valía sí o sí un remate a gol. El encuentro del barcelonis­ta no podía acabar sin premio. Y Piqué no lo permitió.

Sí, jugó De Gea. Vicente del Bosque hizo lo que tenía planeado desde hacía tiempo sin importarle nada más que lo deportivo. En esta Eurocopa era el momento elegido por el selecciona­dor para poner fin a la era de Casillas. El cambio de guantes se produjo a pesar de todo. Y del guardameta del Manchester United no se

El defensa del Barça, pitado por la afición española durante toda la clasificac­ión, derribó la muralla de Cech La exhibición de Iniesta continúa como si aún estuviese jugando la final de la Copa del Rey

puede decir nada malo. Al contrario, pues realizó tres paradas con mucha sobriedad.

Tanto hablar y escribir sobre quién ocuparía la portería de la selección española que nadie se preocupó de quién defendería la de la República Checa. Y alguien debería haberlo pensado para idear un plan para batirle. Esa muralla responde al nombre de Petr Cech, al que no por nada en su país llaman Pan Dokonaly ,es decir señor perfecto, y en Inglaterra se ha ganado el apodo de Impossible Man. Por algo será. Que Rosicky lleve el brazalete es una mera formalidad. El verdadero pilar de Chequia es el guardián de su red. Y el portero del Arsenal lo demostró ayer con un recital, llegó a todo, y donde no le alcanzó aparecían Hubnik o Sivok para frustrar a Morata, desacertad­o en su bautismo como 9. Igual que Aduriz, que le sustituyó, o Nolito, que fue relevado.

Los fallos de los delanteros dejaron el partido en un Iniesta contra Cech. Una lucha entre el ingenio de uno y el instinto de superviven­cia del otro, entre la creación y la destrucció­n. Fue, siete años después, la reedición del duelo de Stamford Bridge. Aquello duró unas décimas de segundo que pasaron a la historia. Ayer fueron 87 minutos de asedio. Hasta que Piqué terminó el trabajo de paciencia e insistenci­a de don Andrés.

Señaló el árbitro el final del partido y el primero que saltó del banquillo español para celebrar el triunfo iba vestido de amarillo con el peto de suplente. Era Iker Casillas, que demostró que no está por polémicas sino para hacer piña. No fue el único que entró en el terreno de juego. Un joven espontáneo con cara de extranjero se coló en el césped y fue corriendo a abrazar a Iniesta, mientras la afición española coreaba el nombre del manchego. El sol sale por Iniesta.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ?? PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP ?? El momento. Piqué conectando el cabezazo, bien colocado a la izquierda del portero Cech, que significó el gol del triunfo español
PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP El momento. Piqué conectando el cabezazo, bien colocado a la izquierda del portero Cech, que significó el gol del triunfo español

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain