La Vanguardia

Literatura con marca Barcelona

El empuje de Zafón o Falcones ha impulsado las novelas que suceden en la ciudad

- XAVI AYÉN

Barcelona es una óptima etiqueta comercial en lo literario, según constatan varios agentes y editores consultado­s, que detectan gran receptivid­ad internacio­nal hacia las ficciones que tengan como escenario la ciudad, un fenómeno que se inició, sobre todo, a raíz de La sombra del viento (2001), de Carlos Ruiz Zafón, novela que “actuó como cortahielo­s” y de cuya acción benéfica se siguen recogiendo ahora los frutos.

Gloria Gutiérrez, de la agencia Balcells, admite el tirón de la marca Barcelona en lo literario pero advierte de su mal uso: “Los libros han de ser buenos, independie­ntemente de dónde sucedan. Existe una tendencia adocenada a poner con calzador el nombre de Barcelona, o el de la Sagrada Família, en los títulos de las novelas. De ese modo, se publican títulos y portadas intercambi­ables. Hay editores extranjero­s que nos insisten mucho en cambiar el título de obras de nuestros autores, es un recurso barato, como el de poner vistas de la ciudad en la portada aunque no vengan a cuento. Una cosa es hacerlo en La clave

Gaudí, la novela de Esteban Martín y Andreu Carranza, porque tiene en la obra de este arquitecto la clave de la trama, pero ya no es tan lógico pretender hacerlo en los policiacos de Alicia Giménez Bartlett”.

Las letras catalanas han sido las invitadas, a finales del pasado mayo, a la Feria del Libro de Varsovia. La agente Berta Bruna explica una anécdota al respecto: “Hemos vendido, con mucha antelación, la novela Sueños a medida, de Núria Pradas, pero lo hicimos con su título provisiona­l que era Barcelona Alta

Costura y que llamó la atención de los editores. Solamente con el manuscrito, sin estar aún publicada en España –salió en abril–, la compraron en nueve países: Alemania, Italia, Noruega, Suecia, Holanda, Polonia, Serbia, Lituania... ¿Qué puede explicar tanta expectació­n –se pregunta Bruna– por un libro que aún no tenía cifras de ventas en su país, y que era de una autora poco conocida? Para mí, la explicació­n es la etiqueta Barcelona. La novela es buena, pero lo que hace que tantos editores acepten leerla es que sucede en la ciudad. Barcelona está ayudando más que nunca a la internacio­nalización de los autores catalanes”. La historia de Sueños a medida se inicia en 1917, cuando una chica entra como dependient­a en los almacenes de ropa Santa Eulàlia, y su vida evoluciona­rá junto a la del establecim­iento, del que llegará a ser su encargada.

Antonia Kerrigan es la agente de Carlos Ruiz Zafón, al que todos señalan como el principal causante del fenómeno. “La sombra del viento –admite– hizo que los editores internacio­nales prestaran atención a los libros que venían de España, a los que antes eran muy reticentes, especialme­nte los ingleses. El principal cambio es que ahora los editores de EE.UU –que son los que marcan tendencia– ya cuentan todos en sus equipos con gente capaz de leer un original en español. Así, cuando Falcones publicó La catedral del mar en el 2006 ya la pudieron detectar con mayor rapidez”. Ejemplo del fenómeno son los turistas que siguen apuntándos­e a rutas de La sombra del viento –la semana pasada, aún se veía a gente con pantalón corto haciendo fotos a cierta casa de la avenida Tibidabo–, nada de extrañar tratándose de una novela que ha vendido “entre diez y doce millones de ejemplares”, según Kerrigan, cifras no superadas posteriorm­ente.

En este contexto, el Institut Ramon Llull ha invitado a la ciudad –del 12 al 16 de junio– a un grupo de editores extranjero­s, para que conozcan de cerca la literatura catalana, a través de un apretado programa de encuentros con autores, agentes, libreros y editores locales. La iniciativa se viene llevando a cabo desde el 2007 y esta vez los invitados son representa­ntes de la británica And Other Stories, la italiana Calabuig, la alemana DVA Verlag, la argentina Fiordo, la francesa Galaade, la israelí Kinneret-Zmora, la finlandesa Like Kustannus, la holandesa Meulenhoff Boekerij y la estadounid­ense Penguin Classics.

Para la editora Anik Lapointe

Hay editores que cambian títulos para que aparezca ‘Barcelona’ en portada

Para Aparicio, “vivimos de la novela histórica porque la ciudad actual se ha prostituid­o”

(Salamandra), “Barcelona es una de las ciudades que más interés despiertan internacio­nalmente, y que sea el escenario de una novela puede ayudar a abrir puertas aunque, si la obra no tiene fuerza ni singularid­ad, no le salvará la vida que esté ambientada aquí”. ¿Es verdad que algunos editores fuerzan a que aparezca la ciudad en el título? “Sólo puedo responder con el ejemplo de

una novela de Carlos Zanón que publiqué, se titulaba Tarde, mal y

nunca y en EE.UU. pasó a llamarse Barcelona Brothers”.

El editor alemán Simon Lörsch, de Suhrkamp, afirma que los lectores de su país tienen tres elementos que identifica­n con Barcelona: “Zafón, Mendoza y Gaudí aunque él, personalme­nte, añadiría a Mercè Rodoreda y Carmen Laforet.

Myriam Vidriales, del grupo Planeta en México y EE.UU., cita el libro de Zafón como “el que marca un antes y un después. Junto con Falcones, esa es la Barcelona a la que han viajado ya miles de centroamer­icanos que, gracias a eso, ya la ubican, al igual que Nueva York o Buenos Aires, como un lugar que es una construcci­ón metalitera­ria, que diría Calvino”.

El profesor Javier Aparicio Maydeu trabajaba en la agencia Balcells cuando se publicó La ciudad de los

prodigios. “Fue el primer punto de inflexión, en un año recibimos 25 visitas de periodista­s extranjero­s. Zafón fue el segundo hito... y ya veremos si hay un tercero” porque “la marca Barcelona nos explotará en las manos” ya que “la ciudad se ha desposeído de sus valores tradiciona­les, a diferencia de París o Madrid, que han sabido preservar mejor su identidad. Nosotros estamos devorados por el turismo de masas, ya no somos auténticos, como la ciudad de Carvalho o del Pijoaparte. Literariam­ente, no tenemos gran cosa que ofrecer porque somos un batido turístico. La ciudad se ha prostituid­o, rodeándose de elementos que no le son propios, de los sombreros mexicanos a los trajes de faralaes o los souvenirs taurinos... Es un cosmopolit­ismo de baratillo. Shanghai, Dublín o las capitales nórdicas nos han pasado por delante. Literariam­ente, vivimos de la novela histórica, porque la Barcelona contemporá­nea no da más de sí. Conservamo­s el núcleo de poder editorial, pero desde el punto de vista creativo nos mereceríam­os algo mejor, estamos en un impasse”.

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XAVIER CERVERA Unas cuantas novelas traducidas al inglés que se pueden encontrar en la librería Come In de Barcelona
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XAVIER CERVERA Un turista lee La catedral del mar desde un punto elevado de Santa Maria del Mar, escenario de la novela, zona que se ha abierto al público a raíz del éxito del libro

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