La OTAN se refuerza
La Alianza aventura que la partida subirá un 1,5% este año
Las constantes tensiones con Rusia y la amenaza del terrorismo internacional han convencido a los países miembros de la Alianza Atlántica para reforzar su inversión en defensa, con el objetivo de alcanzar el 2% del PIB en el 2020.
Por primera vez en un decenio, los socios europeos de la Alianza Atlántica están aumentando su gasto en defensa, celebró ayer el secretario general de la organización, Jens Stoltengerg. El temor a una agresión rusa, la crisis de refugiados y el compromiso de la cumbre de Gales de alcanzar el objetivo del 2% del PIB en el 2020 figuran entre las razones por las que esta partida presupuestaria frenó su caída el año pasado y registró un avance del 0,6%. La previsión para este año es que el gasto se eleve en un 1,5%, unos 2.660 millones de euros.
“Son sólo estimaciones pero son alentadoras”, destacó Stoltenberg en rueda de prensa. “Veinte aliados planean gastar más en defensa en términos reales este año. Es un auténtico avance después de años yendo en la dirección equivocada”, en general desde el final de la guerra fría y con mayor intensidad desde el estallido de la crisis financiera y económica en el 2007 (en el 2009 se contrajo un 2,7%).
En el 2015 sólo alcanzaron o superaron actualmente el objetivo de dedicar un 2% del PIB a defensa Estados Unidos (3,6%), Grecia (2,5%), Polonia (2,2%), Reino Unido (2,1%) y Estonia (2%). España ha pasado del 0,89% al 0,92%. Reconociendo el cambio de tendencia, fuentes aliadas nacionales califican de excesivamente optimistas los cálculos de Stoltenberg, por la base de las cifras del 2016. “Algo hay de la necesidad de responder a la presión de Washington para que Europa invierta más en su propia defensa”, afirman. El repunte se debe sobre todo al aumento del gasto en Polonia y las repúblicas bálticas, donde la Alianza Atlántica ha instalado más material militar.
Los ministros de Defensa aliados se reúnen hoy y mañana en Bruselas para preparar la cumbre de Varsovia que reunirá en julio a los dirigentes de los 28 países aliados en la ciudad donde se firmó el pacto con el que, en 1955, la antigua URSS respondió a la creación, en 1949, de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Después de varios años volcada en operaciones fuera de Europa, la Alianza vuelve a encontrarse con Rusia en el centro de sus preocupaciones, pero no sólo. En la cumbre del 8 y 9 de julio, la última con Barack Obama como presidente de Estados Unidos, la OTAN se reafirmará en su estrategia de refuerzo de capacidades y estructuras, sobre todo en el frente del Este, sí, pero también anunciará medidas concretas para asegurarse de que los nuevos medios son capaces de actuar también en la frontera sur, es decir, la ribera sur del mar Mediterráneo. La Alianza aprobará también una cooperación más estrecha con la Unión Europea en el control de flujos migratorios. Además del apoyo que da a los barcos europeos en el mar Egeo, podría reforzar la operación Sofía en el Mediterráneo Central colaborando en labores como la formación de los guardacostas y la Marina de Libia o el control del embargo de armas, en caso de que, para entonces, el país pida oficialmente ayuda a la Unión Europea.
Los ministros de Defensa aprobarán hoy el despliegue de “cuatro robustos batallones multinacionales en los países bálticos y Polonia, lo que enviará una señal clara de que la OTAN está dispuesta a defender a todos sus aliados”, celebró Stoltenberg. Estados Unidos, Alemania y Reino Unido se harán cargo de tres de ellos. Canadá sopesa asumir el cuarto. Si el Gobierno de Justin Trudeau lleva a buen puerto la decisión, supondría un giro radical en la política del país desde su retirada de Afganistán.
Los ministros de Defensa aprobarán el despliegue de cuatro batallones en Polonia y las repúblicas bálticas