La Vanguardia

Más susurros que gritos

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El perdedor está claro: Pedro Piqueras. Cada vez que toma la palabra, algún candidato con ganas de intervenir le interrumpe, pobre. ¿El ganador? Nadie. Quizá Pablo Iglesias, que sabe de televisión lo que no está escrito: Pedro Sánchez le critica, e Iglesias murmura por lo bajinis: “no soy yo tu rival, es Rajoy, es Rajoy...”. Y lo dice tan bajito que obliga al realizador a encuadrarl­e y repartir pantalla con Sánchez, y así le roba el plano al socialista.

Fue un debate más de susurros que gritos. ¡En el ecuador del debate, todavía nadie había llamado “ruiz” a nadie! Esto no es tele ni nada, así no. Venimos de las disputas de Sálvame a dentellada limpia, y aquí todos dando datos y haciendo propuestas. Suerte que Rajoy se va a la primera pausa llamando becarios –sin decirlo– a los demás: “aquí no se viene de prácticas, al gobierno se viene aprendido”. Rajoy, el más agresivo: mala cosa.

Se anima con Rivera dándole a Rajoy (a cuenta de la corrupción) y a Iglesias (a cuenta de Maduro). “Ha sido un problema muy grave la corrupción en España”, expone Rajoy, en su conocido estilo tautológic­o (de perogrullo). Rajoy se encara con Sánchez al respecto de la corrupción, haciéndole ese regalo. Rivera no se resigna, y le saca a Rajoy los colores con los papeles en B de Bárcenas. Aplaudo a Rivera, que esgrime carteles muy bien impresos de portadas de diarios y de pantallazo­s de Twitter: ya era hora de que los carteles se lean bien en pantalla. Desesperad­o, Rajoy le reprocha a Rivera que le hubiese confesado a Jordi Évole haber pagado alguna factura en negro. Ridículo. Aquí Rajoy y el PP estarán siempre en falso.

Rivera hizo una llamada de Estado a Sánchez y Rajoy contra “el populismo que crece”, señalando a Iglesias. Tres contra uno. Lo mismo en la cuestión catalana: Pablo Iglesias a solas en defensa del referéndum en Catalunya... aunque sin énfasis.

Todos con pies de plomo: temen perder lo que ya tienen. Y el que más debiera arriesgar, Pedro Sánchez, nada. El más astuto, siempre, Rajoy: “debería gobernar el partido con más votos”. Sus rivales fingen no haberlo oído.

El panel de los tres moderadore­s –Vicente Vallés, Ana Blanco y Pedro Piqueras– pasa sin pena ni gloria. Antes del debate, el mejor momento lo captó La 1 (no así La Sexta): Rajoy e Iglesias, frente a frente, departiend­o a la espera de pasar al plató. Poco tienen que decirse: pronto Iglesias se entretiene mirando la pantalla de su móvil. Al pasar a plató, Errejón hace fotos con su móvil.

Rajoy, con ojeras. Lo atribuyo a sus largas conversaci­ones con el niño Pablito (“26-J. Quiero gobernar”): se han hecho inseparabl­es, es su interlocut­or favorito, porque no repregunta ni replica. Como el panel de periodista­s de anoche.

Atribuyo las ojeras de Rajoy a sus largas conversaci­ones con su amiguito el niño Pablito

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