La importante labor del tercer sector
EN un escenario de crisis, de creciente pobreza y desigualdades, la actividad del tercer sector, es decir, de aquellas entidades que de forma voluntaria y sin ánimo de lucro dedican su esfuerzo a asistir a los ciudadanos en condiciones de vulnerabilidad, es de una importancia capital. Ayer se hizo público el Barómetro, el del 2015, que la mesa de estas instituciones elabora anualmente, en el que destacan tres informaciones: el sector está formado en Catalunya por 3.050 entidades que cuentan con más de medio millón de socios; movieron alrededor de 3.050 millones de euros y atendieron a 1,5 millones de personas necesitadas, cifras que son harto elocuentes de la encomiable labor asistencial que desarrollan.
Los fondos que administran las entidades del tercer sector provienen en un 60% de las administraciones públicas y, esencialmente, de la Generalitat y ayuntamientos, y el resto, de los socios y de donativos de particulares. Un dato positivo es que los fondos procedentes de la administración autonómica, tras unos años de recortes a causa de la crisis, subieron el año pasado más de 1,5 puntos porcentuales; pero también lo hicieron los donativos privados, que en el 2015 superaron los mil millones de euros. Para Oriol Illa, presidente de la Taula d’Entitats, este aumento de los fondos indica que existe una mayor conciencia respecto de las necesidades del sector tanto en las administraciones públicas como en la ciudadanía, aunque sigue siendo una realidad preocupante que, a causa de la prácticamente desaparición del ascensor social, siguen aumentando la desigualdad y la exclusión social.
Entre las preocupaciones del tercer sector está el hecho de que su gestión depende en gran parte del cobro de las subvenciones, que en estos tiempos de carestía de los presupuestos públicos siempre son los últimos en cobrar. Para resolver un problema que provoca demoras, preocupaciones y deudas, las entidades proponen un cambio en la estructura de percepción de fondos. En lugar de basarse en las subvenciones administrativas, estas entidades son partidarias de un modelo que pague servicios a través de convenios y de conciertos preestablecidos. Parece una propuesta razonable que los legisladores deberían estudiar y resolver.
En todo caso, la relevancia del tercer sector social, por la trascendente labor que desempeña y por la transparencia con la que actúa, obliga a la comunidad a apoyarlo y a los responsables políticos a tenerlo en cuenta con el objetivo de resolver los obstáculos a los que se enfrenta a diario.