La otra Tarragona de los sesenta
Por primera vez una exposición muestra el fenómeno del barraquismo en la ciudad
Llegó la industria petroquímica y la turística explosionó y en sólo cuatro años, Tarragona creció con casi diez mil personas, un aumento del 20% de la población. Arrancaba la década de los sesenta y la ciudad no pudo absorber el crecimiento que demandaba la industria. Faltaban servicios básicos y viviendas dignas y proliferaron las chabolas, especialmente junto al río Francolí. El Centre d’Imatges de Tarragona (CIT) y L’Arxiu del Ayuntamiento ha revisado esta historia reciente y olvidada de la ciudad que coleó hasta principios de los años setenta.
Las imágenes de los fotógrafos David Martínez, Ramon Segú pero sobretodo de Ramon Vallvé muestran una zona periférica de la ciudad donde se instalaron cientos de familias alejadas del casco urbano y con ausencia absoluta de servicios. “En el caso de Tarragona muchas familias procedían de zonas rurales de Jaén y Córdoba, allí tenían casa pero no tenían trabajo ni futuro; llegaron aquí donde sí conseguían empleo, pero no tenían casa”, reflexiona el director del Arxiu, Jordi Piqué que ha coordinado la exposición El barraquisme a Tarragona, fa cinquanta anys. La ciutat no reconeguda i els seus habitants.
Buena parte de la documentación en la que se basa la muestra procede del censo que en 1964 el gobernador civil ordenó realizar al Ayuntamiento de Tarragona. Un aguacil y un fotógrafo, Ramon Vallvé, recorrieron todas las barracas del municipio y realizaron una ficha de cada una, en la que constaba no sólo los datos de los habitantes de cada barraca (edad, procedencia y empleo: ellos en el ámbito portuario, ferroviario e industria química y ellas en el servicio doméstico y también operarias) y se completaba con imágenes de cada chabola.
A raíz de aquella exacta radiografía se registraron un total de 404 barracas, agrupadas en diez núcleos y en las que vivían 1.894 personas. Familias enteras que representaban en aquel momento casi el 4% de la población y aproximadamente el 20% de los inmigrantes que llegaron a la ciu- dad entre 1960 y 1964, aunque en los años posteriores la cifra aumentó.
Las barracas eran de dimensiones muy reducidas, generalmente de un solo espacio que los recién llegados construían con lo que encontraban, básicamente palurdo, madera o cañas. Y allí vivieron muchos tarraconenses durante tres o cuatro años, hasta que tuvieron dinero suficiente como para comprar un piso o construirse una casa. “La Tarragona oficial dio la espalda a este problema, que era incapaz de resolver”, añade Piqué. Por primera vez, una exposición recoge este capítulo de la historia reciente y en su inauguración, hace unos días, además del alcalde, asistieron numerosos vecinos que vivieron durante años en barracas. Son también los testimonios que recoge el documental El problema del barraquisme a Tarragona (1940-1970) que se ha estrenado en paralelo. Realizado por el Grupo de Investigación Per Amor a la ciutat, de la Universitat Rovira i Virgili (URV) y TAC12, este audiovisual puede verse –igual que las más de sesenta fotografías que integran la exposición– en la web del Arxiu (www.tarragona.cat/patrimoni)
BARRAQUISME A TARRAGONA. HASTA EL 4/X. L’ARXIU. ESPAI TABACALERA En cuatro años, con la llegada de la industria petroquímica el censo creció en un 20% En 1964 se documentaron, una a una, 404 chabolas en las que vivían casi 2.000 personas