La Vanguardia

La clave Iniesta

- Joan Golobart

Buen partido de la selección española en su debut en la Eurocopa con un Iniesta estelar como director de orquesta. La victoria fue merecida y la dinámica de juego fue intensa.

El concepto. Una de las cosas que más me gustaron es que todos los jugadores de la selección dieron la sensación de que sabían exactament­e qué tenían que hacer para mejorar el juego colectivo. Una sensación muy alejada de la que transmitió el equipo el día de su debut en el Mundial de Brasil. Es cierto que los checos se mostraron muy torpes en la salida del balón, sin conseguir dar acompañami­ento a Rosicky, el único jugador que se atrevía a conducir el esférico para ganar metros. Pero quedó claro que Del Bosque quería disputar todos los minutos posibles en campo contrario con una gran participac­ión de Morata como boya. El canterano merengue aportó con su actitud muchas cosas positivas a la selección española.

Morata y el centro del campo. Una de las cosas interesant­es del encuentro fue observar como, en la medida que el delantero centro participa recibiendo el esférico cerca del área contraria, el sistema defensivo rival tiene que alterarse de tal manera que facilita el comportami­ento posterior de los centrocamp­istas. Al recibir el esférico Morata después de un buen movimiento, los centrales rivales se aproximan a él por obligación y también lo hacen los pivotes defensivos por precaución. Es entonces cuando los centrocamp­istas españoles ven como se alejan sus marcadores y obtienen cierto espacio en la marca estando encarados al marco contrario. Y ese es el mejor hábitat posible que puede tener Iniesta y de ahí el recital que dio Don Andrés. La jugada siempre era la misma. Recibía la pelota, levantaba la cabeza, daba unos pasos hacia su marcador, cuando llegaba a su altura hacía un cambio de ritmo espectacul­ar y entonces se enfrentaba a sólo una línea rival. Un jugador que es capaz de dar un pase superando tres líneas, imagínense lo que puede hacer si sólo tiene una por delante. Y esa dinámica hizo que los checos primero retrasaran su posición por Morata, luego el cambio de ritmo de Iniesta comprimió su línea de medio campo con la de defensa, y después la llegada de segunda línea de los centrocamp­istas o laterales hizo que acabasen todos dentro de su propia área. Y esa fue la principal razón de la pobreza checa en las jugadas de ataque.

Actitud defensiva. Pero si hubo muchas cosas positivas, también

A diferencia del Mundial, ayer todos sabían qué hacer para mejorar el juego colectivo

apareció alguna negativa que merece la pena tener en cuenta. El valor defensivo de la selección española tuvo madurez en la medida que funcionó el mecanismo ofensivo. Se hizo realidad aquel adagio futbolísti­co que dice que la mejor defensa es un buen ataque. Los pocos minutos en los que Don Andrés necesitó tomarse un respiro, los checos cruzaron la línea media y el repliegue de los de Del Bosque no funcionó como debía. Y no lo hizo porque los miembros del centro del campo no están diseñados para replegarse y por lo tanto eso significa que si se quiere jugar así, en campo contrario, será necesaria una grandísima concentrac­ión. O alternar cediendo el dominio.

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PASCAL PAVANI / AFP Andrés Iniesta, ayer
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