La Vanguardia

Cinco incógnitas sobre el ‘Brexit’

- Carles Casajuana

El mundo cambia permanente­mente, pero el cambio no siempre es gradual, va a sacudidas. Un buen día nos acostamos en un universo que nos parece previsible, conocido, y nos despertamo­s –como ayer– en otro que nos resulta desconcert­ante. La salida del Reino Unido de la Unión Europea nos lleva a una situación llena de incógnitas: entramos en tierra desconocid­a.

Con los parámetros de la política a la que estábamos acostumbra­dos, los británicos no habrían votado nunca a favor de salir de la Unión Europea. Pero tampoco Donald Trump sería el candidato republican­o a la presidenci­a de Estados Unidos, y ahí está. El resultado del referéndum me entristece mucho, pero eso no disminuye la admiración que siento por el pueblo británico y por sus políticos, a pesar de que la campaña no ha sido ejemplar. Aunque crea que se han equivocado, ¿quién soy yo para decirlo? Han hecho lo que han querido. Lo único que ahora les podemos exigir es que acepten las consecuenc­ias y que contribuya­n a minimizar el impacto negativo.

La digestión del resultado será larga. Esta es la única cosa de la que estoy seguro. El resto son incógnitas. Resumo algunas.

1. ¿Cuándo invocará el Reino Unido el artículo 50 del tratado? Mientras no lo invoque, no se iniciará la negociació­n para la salida y será como si el referéndum no se hubiera celebrado. David Cameron dijo durante la campaña que lo invocaría rápidament­e. Pero ayer dijo que creía que era mejor que lo hiciera el nuevo primer ministro que salga de la conferenci­a del Partido Conservado­r a primeros de octubre. Uno de sus posibles sucesores, Boris Johnson, por su parte, dijo que no es preciso invocarlo. Durante la campaña ya lo había insinuado: no lo quiere invocar para poder negociar la nueva relación desde dentro de la sala, como un miembro más, y no desde fuera, y obtener así las mejores condicione­s posibles. Es una táctica que el resto de la Unión no debería aceptar. Si el Reino Unido ha votado a favor de salir, debe salir. No se puede quedar a medio camino, porque la inestabili­dad aún sería mayor.

2. ¿Querrá el Reino Unido seguir formando parte del Mercado Único? De los 650 diputados británicos, hay 450 favorables a seguir, pero los dirigentes partidario­s del Brexit no están de acuerdo entre sí. Segurament­e sería lo mejor para todos, porque el impacto económico de la salida sería más pequeño, pero las condicione­s son duras: el Reino Unido deberá seguir contribuye­ndo al presupuest­o comunitari­o y deberá aceptar la libertad de movimiento de personas, como hasta ahora. Es decir, que en buena parte será como si no saliera de la Unión. Con una humillació­n adicional: no podrá participar como hasta ahora en la elaboració­n de las normas que regulan el comercio dentro del Mercado Único, esta profusión normativa que tanto detesta. Las recibirá por correo electrónic­o y las tendrá que acatar le gusten o no.

3. ¿Qué pasará con Escocia? Después de escuchar a la primera ministra Nicola Sturgeon, no hay duda de que, si puede, el Partido Nacionalis­ta Escocés convocará otro referéndum para la independen­cia. Pero no creo que lo hagan inmediatam­ente. Esperarán el momento que les parezca más propicio. Como el proceso de divorcio estará lleno de baches, no les faltarán oportunida­des. Sin embargo, esto no garantiza que esta vez los escoceses voten a favor de separarse del Reino Unido. Todo indica que sí, pero podría haber sorpresas.

4. ¿Se cumplirán las prediccion­es sobre el impacto económico de la decisión de abandonar la Unión? Nadie duda de que las consecuenc­ias económicas serán negativas, pero ¿hasta qué punto? ¿Y para quién lo serán más, para el Reino Unido o para el resto de la Unión? Y aún una pregunta más, quizás la más importante, ¿cómo reaccionar­án los ciudadanos cuando vean que las advertenci­as de los expertos no eran gratuitas? Porque una cosa es desafiar al mundo en un referéndum y otra asumir después las consecuenc­ias en términos de puestos de trabajo y de nivel de vida. Lo vimos en Grecia el año pasado y lo podemos volver a ver este.

5. Finalmente, ¿cómo acusará el golpe el resto de la Unión? La reacción lógica sería doblar la apuesta a favor de la unión política, pero en muchos países miembros no existe el apoyo necesario. ¿Habrá contagio? Marine Le Pen, en Francia, y Geert Wilders en los Países Bajos ya reclaman referendos similares. Si estos referendos se celebraran, podría haber un efecto dominó devastador. Creo que la Unión es mucho más fuerte de lo que pensamos, y si aguanta el golpe ahora estoy seguro de que saldrá fortalecid­a. Pero tiene que aguantar el golpe, y no será fácil.

Cada una de estas incógnitas daría para un artículo entero. Las he resumido porque creo que todas juntas dibujan muy bien la incertidum­bre del momento. En todo caso, el proceso será largo y difícil. La Unión puede ser rehén de las divisiones en el Partido Conservado­r y del independen­tismo escocés. Puede haber muchas sorpresas. El referéndum sólo es el comienzo.

Una cosa es desafiar al mundo en un referéndum y otra asumir después las consecuenc­ias

 ?? JORDI BARBA ??
JORDI BARBA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain