El vértigo de las listas
La lista de la compra del supermercado. La lista con las contraseñas del móvil, del módem, del wifi, del cajero automático, del cajero virtual del banco, del portal web del colegio, del acceso a los datos del seguro. La lista de los cumpleaños de la familia, los amigos, los conocidos y los saludados (de estos últimos se puede prescindir). La lista de surimi y sashimi que más te gustan y que incluirás en tu próximo pedido. La lista de los títulos que quieres leer este verano tumbada a la bartola, bajo la sombra de un pino. La de las series que vas a descargarte y que verás de madrugada en madrugada hasta la nueva temporada de septiembre. La de los arreglos domésticos que tienes pendientes. La lista de cosas inútiles que debes retirar de los cajones del armario. La de los haber y los debe hasta final de año. La de los propósitos de enmienda también hasta final de año: las disculpas, los “lo siento”, los “cuenta conmigo”. La lista de personas a las que has decepcionado sin pretenderlo. La de aquellos que te han decepcionado a ti. La lista de pensamientos e ideas que necesitas expulsar de tu vida. La de aquellos que te han hecho daño y que también echarás de tu vida. La de las plantas medicinales que vas a probar a ver qué. La lista de países, ciudades, pueblos, pedanías y rincones que visitarás antes de que peines canas. La de las playas que no te puedes perder. La de los tipos de arena que existen y que vas a coleccionar (las meterás en bonitos botes de cristal). La de los mejores festivales de música del mundo. La de los lugares a los que irás con tus hijas antes de que ellas quieran viajar por su cuenta. La lista de objetivos para ponerte en forma: los lugares en los que vas a gastar la suela de las zapatillas de correr, la de las series/semana, la de la velocidad/sesión, la de los minutos/kilómetro. La lista de amigos que buscan trabajo. La de los amigos que están a punto de perderlo. La lista de propuestas y agravios que le pasarás a tu jefe en cuanto reúnas el coraje suficiente. La lista de las virtudes de las personas virtuosas que querrías para ti. Las virtudes de la persona amada. Las tuyas. La lista de los defectos que corregirás. La lista de las estrellas, de los planetas, de los dioses y de los ángeles. La de los demonios... Listas sobre listas. Y más listas. Mucho antes de que existiera Buzz Feed, el puto clic y sus enumeraciones de chorradas, veía Umberto Eco algo de metafísica en las listas. Lean El vértigo de las listas. Como mortales que somos, venía a decir el escritor, el límite es desalentador. Por eso hay quien hace listas interminables de propósitos, como si la vida no tuviera planes por su cuenta para ellos. Como si la variable no existiera.
Yo no tengo ninguna lista. Pero ¿y si la hiciera? 1- Salud. 2- Trabajo con sueldo digno. 3- Cuidar a los amigos y sentirme cuidada por ellos. 4- Reírme mucho. 5El Euromillón no me vendría mal. Ale. Ya está. P.D. Del amor ya me encargué.
Quien programa su existencia en listas de propósitos ignora que la vida tiene planes por su cuenta para él