Inspirador de la PAC
EDGARD PISANI (1918-2016) Héroe de la Resistencia, ministro francés de Agricultura, comisario europeo de Desarrollo
Atribuía a la casualidad su participación activa en la liberación de la Prefectura de París, pero Edgar Pisani, fallecido a sus 97 años, vivió siempre “en rebelión aunque no fuera revolucionario”. Al servicio del Estado durante medio siglo, tres veces ministro, experto en agricultura y relaciones con Europa y con el Tercer Mundo, su barba como un collar, sus maneras altivas, su voz poderosa y sus posiciones tajantes le valieron tantos enemigos como admiradores.
François Hollande despidió a “un espíritu visionario, un reformador ardiente y un republicano desligado de las querellas partidistas”, además de elogiar “al valeroso resistente que liberó París armas en mano” y “al inspirador de la Política Agrícola Común (PAC) porque antes que nadie comprendió que al optar por Europa, Francia sería más fuerte”.
Devoto del general De Gaulle desde que a los 24 años se integró en una red clandestina de radio transmisión, Pisani nació en Túnez, protectorado francés. Pero su familia era de Malta y su nacionalidad, británica, lo que le costó ataques xenófobos en el París de 1930 y bajo el Gobierno colaboracionista. Ministro y de una fidelidad absoluta a De Gaulle hasta 1967, siete años más tarde comienza su estrecha relación con François Mitterrand, el íntimo enemigo del general. “Dos artistas plásticos”, los definirá más tarde: “De Gaulle es un Rodin que trabaja el mármol con gestos decididos mientras que Mitterrand, escultor también, acaricia indefinidamente la arcilla”.
Su función de algo más que ministro tenía que ver con sus intuiciones y su cultura. Ya en 1945 anticipa la descolonización como un hecho histórico inminente, lucidez rara en una Francia que aún hoy, cuando la Europa colonial es un recuerdo, cuenta con fronteras elásticas que la extienden del mar Caribe al océano Índico.
Si junto a De Gaulle, en un Gobierno centralizador y que nacionaliza banca y comunicaciones, fue el artífice de la planificación agrícola, con Mitterrand será comisario europeo de Desarrollo –600 funcionarios a sus órdenes para repartir 2.000 millones de euros en 60 países– y en 1984 aceptará una patata caliente: Nueva Caledonia en crisis, con independentistas tras barricadas y autoridades en pie de guerra. Calma el juego, y el fuego, con su proyecto de “independencia en asociación”.
Pisani se definía como “un inventor de ideas” y alguien “dotado para modificar el paisaje”. Lo aplicó en la planificación territorial, el diálogo Norte-Sur, las complejas relaciones poscoloniales con África y el desarrollo de ese continente, con una curiosa mezcla de realismo y utopía.
Pero si un carácter se forja en los momentos extremos, el suyo está fechado en 1944, a sus 26 años. Detenido en una redada de resistentes, puesto en libertad el 7 de junio por la Resistencia, se incorpora al maquis. Dos semanas más tarde ya están, clandestinos, en París. El 19 de agosto le citan en una terraza de la plaza del Châtelet. Desde allí ve como un grupo de policías toma la Prefectura e iza la bandera francesa. Entra al edificio con el flamante jefe de la policía, Charles Luizet, gaullista de la primera hora. Luizet debe acudir a una reunión del comité de la liberación de París y le deja el mando: “No pasará nada, vuelvo en un momento”.
Pero poco después los alemanes rodean el edificio y empiezan a tirar. Pisani descuelga el teléfono, da órdenes, intercambia con el ocupante cadáveres de alemanes contra franceses que van a ser fusilados. ¿Le suena? En Arde París, del director René Clément, que reconstruye ese capítulo vital de la Liberación, Edgard Pisani tiene los rasgos de Michel Piccoli. A medianoche Luizet puede volver a entrar. Convencido por una actuación que evitó una carnicería y conservó la Prefectura, hace de Pisani su segundo. Año y medio después, sin haber cumplido 28 años, Pisani será el más joven prefecto de Francia.
Cuatro décadas más tarde, en 1988, asume la que será su última función: presidente del recién nacido Institut du Monde Arabe. Siete años difíciles al frente de una institución que precisa una mano izquierda que no es la suya. Elegido presidente de Francia, Chirac fuerza su dimisión. Pisani, que en sus memorias de 1992 (Persiste et
signe) se define como “un místico agnóstico” y describe “el sabor embriagador del ejercicio de la autoridad”, se retira, despechado, de la vida pública.
Devoto del general De Gaulle y después de Mitterrand, los definía como dos escultores de estilos distintos Con 26 años lideró la liberación de la Prefectura de la capital, un hecho que cuenta el filme ‘Arde París’