Confirmado
Varias reflexiones tras la confirmación del Brexit. Primera: tanto las últimas encuestas como las predicciones de los mercados de apuestas auguraban una victoria, en el segundo caso muy clara, de los partidarios de la UE. En la edad del big data parece que nuestra capacidad de predecir acontecimientos sociales importantes no ha mejorado. De hecho gran parte de la reacción de ayer en los mercados fue causada por la recuperación experimentada en la última semana como consecuencia del cambio en las encuestas. Otra parte es simplemente sobrerreacción ante un aumento de la incertidumbre y el descuento anticipado de la posibilidad de contagio a Francia, Holanda, Italia o Irlanda. De hecho, en Francia el rechazo a la UE, al menos según las encuestas, es mayor que en el Reino Unido.
Segunda: a corto plazo no deberían observarse grandes cambios pues el proceso de separación podría llevar hasta dos años, con excepción de las empresas que tienen intereses en el Reino Unido y que se verán afectadas negativamente por la depreciación de la libra. En el medio plazo la probabilidad de una recesión global aumenta, con unas autoridades monetarias cada vez más limitadas para actuar.
Tercera: no es descartable que el proceso de negociación de la salida del Reino Unido pueda acabar en una situación no demasiado diferente a la actual. Los acuerdos que tienen Noruega, Suiza o Canadá (CETA) muestran que existe una gran variedad de posibilidades de relación con la UE. En todos los casos hay un mercado bastante integrado diferenciándose en la contribución al presupuesto europeo y la libre circulación de trabajadores. Todo dependerá de cómo manejen el proceso las autoridades europeas. Y, justamente, ese es el problema. Estas han demostrado en multitud de ocasiones su ineptitud para el análisis político y su tendencia a la huida hacia delante. “Tenemos un problema, comenzamos un nuevo proceso de adhesión”.
Cuarta: argumentar que la salida del Reino Unido se debe a las políticas de austeridad de la UE es una muestra de supino desconocimiento o de ideología recalcitrante. Al contrario, el exceso de regulación de la UE ha dado alas a los partidarios del Brexit.
Quinta: el efecto en España puede ser relevante en el turismo, las exportaciones de algunos productos o la demanda de vivienda en la costa. Pero la incertidumbre sobre el efecto del Brexit en la extensión de la depreciación de la libra, los permisos de residencia, etc. impide ni siquiera hacer un cálculo aproximado del coste.