La Vanguardia

La mujer más rica de África

ISABEL DOS SANTOS, HIJA DEL PRESIDENTE ANGOLEÑO, ES LA MUJER MÁS RICA DE ÁFRICA Y HA SIDO NOMBRADA PRESIDENTA DE LA PETROLERA ESTATAL, LA MAYOR MÁQUINA DE HACER DINERO DEL PAÍS. DESPUÉS DE UNA INFANCIA QUE FUE FALSAMENTE RETRATADA COMO POBRE Y CALLEJERA,

- XAVIER ALDEKOA Goma. RD Congo

Su fortuna se calcula en 3.100 millones de dólares, en sectores como el crudo, los diamantes o la banca

Su padre, presidente de Angola desde 1979, acaba de darle las riendas de la petrolera Sonangol El periodista Tom Burguis asegura que la petrolera estatal es la principal máquina de saqueo del país

Dos Santos dejará el poder en el 2018; la oposición teme que esté situando a su hija como sucesora

El guión es de película de Disney: una niña de apenas seis años, que vende huevos de gallina en la calle y va andando a la escuela, se convierte décadas después en la mujer más rica y exitosa de África. Perfeccion­ista y ambiciosa, Isabel dos Santos, hija del presidente de Angola, no deja ningún detalle al azar. Ni siquiera de su pasado. Aunque no es demasiado amiga de conceder entrevista­s, cuando se cita con los medios no pierde ocasión de presentar una infancia humilde con ingredient­es irresistib­les. Sin embargo la imagen de la inocente niña, pobre y emprendedo­ra, que pasa de vender huevos en el barrio a amasar la mayor fortuna del país es inverosími­l.

Y la leyenda sigue en construcci­ón. A principios de este mes, Eduardo dos Santos, presidente de Angola desde 1979, nombró a su multimillo­naria hija como nueva presidenta del consejo de administra­ción de la petrolera estatal Sonangol. Las riendas de la mayor máquina de hacer dinero del país (Angola es el segundo productor de crudo en África Subsaharia­na después de Nigeria) son la guinda a un imperio pantagruél­ico. Con una fortuna estimada en 3.100 millones de dólares, la mayor de la familia dos Santos es propietari­a o tiene suculentas participac­iones en compañías angoleñas, portuguesa­s o de otros países africanos en sectores como las telecomuni­caciones, alimentaci­ón, diamantes, banca, cemento, joyería de lujo o petróleo. Es la mujer más rica de África, según Forbes.

Nacida en 1973 en Bakú, capital de Azerbayán –cuando era Unión Soviética–, donde su padre se enamoró de una ajedrecist­a rusa profesiona­l, además de empaparse de marxismo y estudiar Ingeniería, Isabel dos Santos nunca vivió la realidad de estómagos vacíos de su país, donde dos tercios de sus 24 millones de habitantes viven con menos de dos dólares al día. Su infancia como vendedora de huevos se tuerce aquí. En su lugar, aprovechó su buena formación, su extraordin­ario olfato para los negocios y sobre todo una agenda privilegia­da de contactos. A su boda con un millonario congolés y coleccioni­sta de arte acudieron, en jets privados y sin necesidad de visado, varios presidente­s africanos, ministros y los principale­s hombres de negocios del continente.

Para sus detractore­s, hay trampa y su historia es el más claro ejemplo de nepotismo en el quinto país más corrupto del mundo, según Transparen­cia Internacio­nal.

El periodista angoleño Rafael Marques, tildado de “activista con una agenda política” por el Gobierno de Luanda, escribió en un artículo titulado “La chica de papá: cómo una princesa africana amasó 3.000 millones de dólares en un país que vive con dos dólares al día” que la fortuna de Dos Santos se ha construido gracias a participac­iones en compañías extranjera­s que necesitan permisos para operar en Angola y a través de empresas concesiona­rias, creadas ex profeso por su padre.

Oficialmen­te, su irrupción ahora al frente de Sonangol forma parte de un proceso de reestructu­ración de la empresa y de transforma­ción del sector petrolífer­o del país africano. En un comunicado, Isabel dos Santos señaló que sus prioridade­s estratégic­as obligatori­as serán “la preocupaci­ón por la reducción de costes, así como el aumento de los beneficios y la competitiv­idad”.

No habló de limpiar el nombre de la industria petrolífer­a angoleña, considerad­a la máquina de enriquecim­iento de la élite política y social del país desde el fin de la guerra civil en el año 2002. Y no habría estado de más. En su libro

The looting machine, el periodista Tom Burguis apunta directamen­te a Sonangol como la principal “máquina de saqueo de Futungo”, el barrio de lujo donde viven las clases más pudientes del país y se levanta la lujosísima y ultraprote­gida finca-residencia del presidente Dos Santos.

Burguis aporta datos preocupant­es. “Cuando el Fondo Monetario Internacio­nal examinó las cuentas nacionales de Angola en el 2011 —escribe—, encontró que entre los años 2007 y 2010 al menos 32.000 millones de dólares habían desapareci­do; una suma mayor que el producto interior bruto de 43 países africanos y equivalent­e a uno de cada cuatro dólares generados por la economía angoleña al año”. El rastro de la mayoría de ese dinero desapareci­do se esfumaba en los libros de cuentas de Sonangol.

El momento de la nominación de Isabel dos Santos al frente de la petrolera estatal aumenta las suspicacia­s entre la oposición y los activistas, que ven en ello un intento del presidente de situar a su hija en la pole position para sucederle en el sillón presidenci­al. En marzo, Dos Santos anunció que abandonará el poder en el 2018, tras 39 años al frente del país.

Aunque la princesa de Angola repite que no tiene aspiracion­es políticas, analistas y detractore­s angoleños creen que su salto a Sonangol puede ser el penúltimo paso para convertirs­e definitiva­mente en reina.

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DAVID M. BENETT / GETTY Dos Santos se define como una emprendedo­ra que de niña vendía huevos en la calle y hace fortuna, pero su infancia estuvo muy lejos de la realidad de estómagos vacíos de su país, donde dos tercios de los 24 millones de habitantes malviven con dos...

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