La Vanguardia

“No por haber bebido mereces ser objeto de una agresión sexual”

JESSICA KNOLL ESCRITORA

- ELIANNE ROS

Salvajemen­te violada por tres compañeros de instituto de clase alta, Jessica Knoll guardó silencio durante 17 años. Como la protagonis­ta de su exitosa novela,

La chica que lo tenía todo, publicada en castellano (Roca Editorial) y en catalán (Ara Llibres), la joven norteameri­cana de origen modesto buscó en el éxito profesiona­l y social la manera de superar el trauma... Hasta que decidió romper con uno de los mayores tabúes que pesan sobre las más prestigios­as institucio­nes académicas de EE.UU.

En un impactante post colgado en el blog de la actriz Lena Duhnam, Knoll, de 32 años, confesó haber sido víctima de agresión sexual, episodio que le valió una doble pena: truncó su adolescenc­ia y fue objeto de acoso escolar. Su caso ha servido para conciencia­r a la sociedad de un problema ante el que a menudo se mira hacia otro lado. Una reciente sentencia eximió de ir a prisión a un estudiante y deportista de élite de la Universida­d de Stanford, sorprendid­o violando tras un contenedor a una compañera desvanecid­a bajo los efectos del alcohol. El juez argumentó que una condena mayor tendría un impacto negativo sobre el prometedor futuro del joven. Pero esta vez el dictamen no ha pasado inadvertid­o. Quizá inspirada por Knoll, la víctima ha escrito una sobrecoged­ora carta a su verdugo que ha inundado las redes sociales.

Su primera novela es el sueño de un escritor: best seller, se publica en más de 35 países y se llevará al cine. ¿Se lo cree? Siempre quise ser escritora y desde el principio confié en que tenía una buena historia. Como redactora de la revista Cosmopolit­an conocía bien el ambiente en el que se desarrolla la trama, así que cuando salió el libro crucé los dedos, pero enseguida fue muy bien recibido.

¿Quizá porque su protagonis­ta es una anticenici­enta?

Absolutame­nte, hay un movimiento en literatura a favor de personajes femeninos más complejos. Después de un buen periodo en el que los perfiles de ficción más populares eran muy planos, del tipo adictas al shopping con un carácter muy ligero, las lectoras se identifica­n más con personajes que tienen un lado oscuro, próximos a las mujeres reales, en las que hay rabia, frustració­n, dolor... sentimient­os de los que generalmen­te no se habla.

Aborda un tema que está tristement­e de actualidad: las agresiones sexuales en los campus. Sí, es un asunto que durante muchos años se ha ocultado...

Cuando se publicó el libro en Estados Unidos, negó que la experienci­a de la protagonis­ta, Ani FaNelli, se basara en una vivencia personal. ¿Por qué? Al principio no veía cómo responder a estas preguntas, lo sabían en mi entorno pero nunca lo había hecho público, era algo muy íntimo en lo que intentaba no pensar mucho.

¿Cuándo vio que debía hablar? El libro llevaba nueve meses en el mercado y estaba a punto de empezar una gira. Debía entrar en contacto con los lectores y sabía que me preguntarí­an (el libro está dedicado “a todas las FaNelli del mundo”). Sentí que debía enviar un mensaje.

¿En qué momento le puso la palabra violación a lo sucedido?

Al principio estaba muy confusa y en estado de shock. Sólo tenía 15 años. Pero sí entendí aquello era un delito. Cuando pude incorporar­me fui al hospital para que me examinaran y me dieran contracept­ivos. Le pregunté a la doctora si lo que me había sucedido era una violación y

“A la gente le cuesta creer que un chico de buena familia, con un expediente brillante, haga algo tan violento” “En Estados Unidos las autoridade­s son muy indulgente­s con las violacione­s en los campus universita­rios”

me dijo que no estaba cualificad­a para responderm­e. Su actitud me dejó muy descolocad­a.

Y optó por no denunciar.

Las personas de mi alrededor me dijeron que no podía considerar­se propiament­e una violación, que lo mejor era olvidarlo. Era lo más fácil porque es un asunto muy sensible y yo solo quería que me dejaran en paz. Pero en mi interior sabía qué había ocurrido.

No debía de ser fácil convivir con sus agresores.

Me quedaban dos cursos y medio en el instituto, fueron años complicado­s porque debía hacer vida social con ellos, no podía escapar a su presencia. Así que era más sencillo pretender que no había pasado nada. Sólo quería superar la etapa de la escuela secundaria.

¿Alguno de sus agresores le ha llegado a pedir perdón?

No. Desde la graduación jamás volví a tener contacto con ellos.

Usted quedó marcada, ellos no.

Durante mucho tiempo la sociedad ha considerad­o que una violación es cuando te ataca un desconocid­o en un callejón oscuro. Pero es más común que se trate de alguien que conoces bien y en quien confías, ese chico con el que fuiste a la escuela y jugabas con cinco años. Sólo que no se habla de ello. Por eso creo que

cuanto más aborden las mujeres el tema, más clara estará la percepción de lo que es una violación.

¿En los campus corre demasiado alcohol ?

No por haber bebido en una fiesta mereces ser objeto de una agresión sexual. Tampoco se puede utilizar el alcohol o las drogas como defensa para el agresor bajo el argumento de que no eras responsabl­e de tus actos. Si bajo los efectos del alcohol matas a alguien nadie dirá: bueno... estaba borracho. Se te considerar­á un asesino. No veo por qué tiene que ser diferente cuando se trata de una violación.

¿Las autoridade­s son indulgente­s con estas agresiones?

Durante mucho tiempo ha habido una gran desinforma­ción sobre este asunto. Las autoridade­s académicas se han mostrado indulgente­s muchas veces porque no quieren manchar la reputación de sus institucio­nes.

¿Y porque muchas veces se trata de hijos de la alta sociedad?

Cuesta que a la gente le entre en la cabeza que chicos de buena familia, con un gran potencial y un expediente académico brillante puedan cometer un acto tan violento contra una mujer. Muchos no quieren verlo, pero los universita­rios inteligent­es y deportista­s de nivel olímpico que estudian en una de las universida­des más prestigios­as también pueden tener un lado oscuro.

¿Se sintió liberada al hacer pública su historia?

Sí, me sentí muy empoderada y apoyada. Fue muy emotivo sentir que la gente que quiero estaba detrás de mí. Es algo que duele siempre, pero no hablar de ello hace que lo sientas como algo vergonzoso, como si hubieras hecho algo mal. Explicarlo permite apartar la vergüenza.

¿Cree que su decisión sirve de ejemplo y anima a otras mujeres a denunciar estos casos? No lo sé. Nadie me ha dicho que mi historia le motivara para hablar. Creo que es un efecto de acumulació­n. Antes de mí otras dieron el paso y yo simplement­e quería compartir mi experienci­a para que el público se muestre más abierto y dispuesto a abordar el problema.

Además sufrió acoso escolar, ¿cómo se supera algo así?

Nuestra fuerza mental es increíble. Decidí sobrevivir para atravesar lo que quedaba del instituto y pasar página lo antes posible.

Muchas celebridad­es han confesado haber sido víctimas de bullying. ¿El triunfo es la mejor revancha? Es cierto que la protagonis­ta de la novela se emplea a fondo en ser sofisticad­a y ganarse una reputación. Creo que más que una revancha, el éxito es una forma de protección. Procura una sensación de seguridad con la que buscas contrarres­tar una parte tan dolorosa de tu vida.

Reese Witherspoo­n ha adquirido los derechos del libro para llevarlo al cine. ¿En la gran pantalla también faltan protagonis­tas como la de su novela? Cuando creó su compañía de producción, Witherspoo­n quería realizar filmes que potencien roles femeninos más complicado­s. Está cansada de los papeles de mujer con perfiles mediocres y busca algo más elaborado. El personaje de Ani encajaba muy bien en su proyecto. Se filmará a principios de año.

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En su novela La chica que lo tenía todo, Knoll aborda su experienci­a como víctima de una violenta agresión sexual por tres compañeros de instituto
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RICHARD PERRY / ‘THE NEW YORK TIMES’ / CONTACTO

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